No me llames monstruo
Sheila QueraltHay una imagen en la mente colectiva del delincuente como un monstruo, alguien que es fácilmente identificable. Alguien que cuando nos pasa por el lado nos pone los pelos de punta. Alguien del que rápidamente nos apartaríamos si nos lo encontrásemos en un callejón. Alguien al que evitaríamos en un ascensor. Pero la verdad es que la mayoría de los delincuentes no lo aparentan.