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14 Oct 2021
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

El «arrepentimiento» de El Prenda

Hace apenas una semana, José Ángel Prenda, uno de los condenados a 15 años por la violación en grupo en el caso de La Manada, envió una carta desde prisión en la que, según los medios de comunicación, «pide perdón a la víctima y reconoce haberla violado» en los Sanfermines de 2016.

Una vez saltó la noticia, me puse a leerla con ojos de lingüista forense. Y rápidamente me llamó la atención la formulación lingüística del perdón, una formulación no habitual en este tipo de cartas, que suelen tener una carga sentimental muy elevada:

«MI TOTAL ARREPENTIMIENTO POR EL DELITO POR EL CUAL CUMPLO ESTA CONDENA, Y MI SOLICITUD PERSONAL DE PERDÓN A LA VÍCTIMA POR LOS DAÑOS CAUSADOS, LOS CUALES LAMENTO PROFUNDAMENTE Y ASIMISMO A SUS FAMILIARES DIRECTOS, QUE ESTE PERDÓN SE HA COMUNICADO Y TRANSMITIDO A LA VÍCTIMA Y SUS FAMILIARES A TRAVÉS DE LOS MEDIOS QUE DISPONE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PARA ELLO (ILEGIBLE) (Y QUE POR FAVOR CONSTE EN MI EJECUTORIA Y EXPEDIENTE PENITENCIARIO ESTA SOLICITUD POR ESCRITO Y SE ME DE COPIA DE LA MISMA) Y QUE TRABAJARÉ INCANSABLEMENTE POR REPARAR EL DAÑO POR TODO ELLO ATENTAMENTE.»

Entre aquellos rasgos que resultan inesperados destaco los siguientes. El acto de perdón resulta indirecto, ya que utiliza la fórmula «mi solicitud personal de perdón», cuando lo más habitual sería «quiero pedir perdón» o «perdonadme»  e incluso acompañarlo de algún sintagma adverbial del tipo «más sincero» como, por ejemplo, sí hace en «lamento profundamente» o «mi total arrepentimiento», que es lo que se tiene en cuenta a nivel legal, el arrepentimiento.

No hace mención a la víctima, no utiliza su nombre y tampoco concreta los familiares, como podría hacer diciendo su padre, su madre, etc. Tampoco hace referencia a los sentimientos de ellos. Pone el foco sobre él mismo mediante pronombres posesivos y verbos en primera persona: «mi total arrepentimiento», «cumplo esta condena», «mi solicitud personal», «lamento profundamente», «mi ejecutoria y expediente penitenciario» y «trabajaré incansablemente».

También es curioso el hecho de que no pide perdón directamente por los actos cometidos sino por los daños. Dice: «Mi solicitud personal de perdón a la víctima por los daños causados». También es relevante como aquí despersonaliza en este sentido los daños causados, ya que no dice «que le he causado».

Sin más detalles de su arrepentimiento, sin referencia específica al «delito» cometido, en ningún momento utiliza los términos de violación o agresión sexual, sino que solo habla de «el delito por el cual cumplo esta condena» (atención: no dice «cometí», sino «cumplo condena»).

No hay expresión de sus sentimientos o de otras ideas. No explica motivos, razones, argumentos, excusas… nada de eso. Únicamente y de forma abstracta indica que «trabajaré incansablemente por reparar el daño por todo ello».

A continuación y en el mismo párrafo, sigue para indicar entre paréntesis otro objetivo de la misiva (quizá el principal) y lo hace con un «por favor», a saber, que se incluya esta «solicitud de perdón» en su expediente penitenciario y se le dé una copia. Aquí el detalle y la concreción sí que importan. No pide copia, por ejemplo, de la entrega de la carta a la víctima.

Todas estas características poco esperables en una carta de perdón se unen al hecho de que la carta llega en un momento clave para que pueda disfrutar de permisos, ya que si muestra arrepentimiento podría comenzar a disfrutarlos. Y, por eso, me pregunto: ¿es un arrepentimiento sincero el que manifiesta El Prenda?