PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

08 Feb 2021
Compartir

Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

Las prisas no son buenas consejeras

Me atrevería a decir que actualmente vivimos en la sociedad de las prisas. Quizá una de las pocas cosas positivas que nos ha traído la pandemia es la enseñanza de ser más pacientes, saber tomarnos una pausa en ciertos aspectos y ser conscientes de que podemos esperar.

Antes, si veíamos una cola para comprar el pan decidíamos ir a otra panadería o incluso no comprar el pan. Ahora, lo hacemos sin quejarnos y sin empujar, manteniendo la distancia de seguridad.  

Esta necesidad de inmediatez también se observa en nuestro día a día como lingüistas forenses: los solicitantes de nuestros servicios quieren la pericial “ahora”. Pues bien, desde la experiencia os diré que las prisas no son buenas consejeras y que lo mínimo que puede traer una valoración precipitada es un dolor de cabeza. El perito debe siempre tomarse su tiempo para responder, por mucha prisa que se tenga. A veces, el rato que se necesita para tomar un cafecito es suficiente para decidir si uno debe involucrarse en un caso o no, por los motivos que sea. Una vez se toma la decisión de participar, el perito debe valorar el material detenidamente, lo cual no es tarea fácil. De hecho, es una de las que requiere más experiencia. Al principio, puede resultar difícil determinar si el material es suficiente y tiene calidad, valorar el posible alcance de la pericial y, además, calcular el número de horas que te va a llevar el encargo. Pero nunca te fíes del cliente para decidir todo eso. ¿Cuántas veces habré oído decir eso de «Uy, si pero esto es muy rapidito y está claro como el agua…»? No, tú eres el perito y eres tú el que debe valorar el caso de forma objetiva y sin tener en cuenta la valoración inexperta del cliente. Así que, cuando te pregunte cuándo y cuánto, ¡detente! Recuerda: primero debe valorarse el material. Sin prisa.