Soy perito y juro decir la verdad
En 2019 en Inglaterra hubo un perito médico que decidió incluir en el dictamen pericial afirmaciones propuestas por los abogados de su cliente y que no eran el resultado de sus análisis.
De hecho, esas afirmaciones eran contrarias a lo que sus análisis indicaban. Así que era evidente que el perito no estaba diciendo toda la verdad en su dictamen pericial. El tribunal determinó que había faltado a la verdad y que era una desacato al Tribunal. Los jueces decidieron que era un delito grave y, además de castigarlo, escribieron una guía para castigar a los peritos que fueran deshonestos o imprudentes en sus valoraciones, proponiendo una condena de prisión inmediata de un año.
Además, actualizaron una vez más (ya llevan 122 actualizaciones, eso es nada) la redacción del juramento a la verdad que los peritos deben incluir en sus dictámenes. Ahora, además de prometer que realizan una pericial dentro de su ámbito de conocimiento y que la información en el informe pericial es veraz y completa, también deben prometer que entienden el procedimiento y las consecuencias que podrían afrontar en el caso de que sus conclusiones sean deshonestas. Esta última frase ya se incluye en el juramento o promesa en España. De hecho, la ley española establece que el perito debe manifestar bajo juramento o promesa decir la verdad, haber actuado con la mayor objetividad posible, tomando en consideración tanto lo que pueda favorecer como lo que pueda causar perjuicio a cualquiera de las partes, y conocer las sanciones penales en las que puede incurrir si incumple su deber como perito.
En España, el castigo por no decir la verdad contempla de 6 meses a dos años de prisión, una multa de 3 a 6 meses e inhabilitación para ejercer profesión por un tiempo de 6 a 12 años. Después, siempre hay matices de si ha mentido de forma maliciosa, de si ha dicho una verdad a medias o de si se arrepiente. Pero yo, por si acaso, siempre digo la verdad.