De perito a perito
La confección de un informe pericial conlleva una gran responsabilidad, puesto que sus conclusiones tienen un impacto directo en la vida de las personas.
Es por este motivo que resulta imprescindible que el autor de un informe pericial tenga los conocimientos y la experiencia necesaria para realizarlo y que sus análisis se basen en estándares científico-técnicos vigentes de la máxima rigurosidad y ética.
El informe pericial debe partir siempre de un objetivo imparcial y de una metodología estructurada y replicable. Debe contener una fundamentación teórica exhaustiva, referenciada y vigente. Pero, desgraciadamente, cada vez llegan a mis manos más informes periciales lingüísticos emitidos por peritos ajenos a la disciplina o que actúan con falta de sensatez y juicio, perjudicando con sus conclusiones a una de las partes y a la reputación de la disciplina. En estos casos, la parte afectada o el tribunal me solicitan que analice el informe pericial, es decir, que realice lo que se conoce como contrapericial, para estudiar la validez de las conclusiones alcanzadas por el otro perito.
Una vez aceptado el encargo, pongo la lupa crítica sobre el informe, y lo analizo de manera sistemática. Este análisis comprende la capacitación del perito, la formulación del objetivo, el material objeto de estudio, los fundamentos teóricos y metodológicos, las variables y las conclusiones alcanzadas (tanto su contenido como su expresión).
La práctica del contrainforme pericial desde un punto de vista objetivo, profesional, imparcial y ético es una de las máximas garantías científicas que contempla nuestro ordenamiento jurídico como parte del principio de contradicción.
Si me estás leyendo y eres perito (o piensas serlo), recuerda que el sustento científico siempre debe ser la base de tu informe pericial.