Pruebas lingüísticas en ataques a la reputación
La reputación de los individuos o de las empresas es un bien intangible muy valioso y, por eso, cada vez se atesora y cuida más.
No es de extrañar que los lingüistas forenses recibamos encargos para analizar los contenidos arrojados por distintos medios de comunicación (prensa escrita, programas de televisión…) y determinar si los hechos o las cualidades que se mencionan sobre un sujeto han podido menoscabar su reputación.
En este tipo de casos estudiamos el lenguaje utilizado en la noticia desde dos niveles: el pragmático y el semántico. Por un lado, nos fijamos en el significado conceptual de las palabras en relación con el procedimental, que es justamente el que proporciona instrucciones sobre la interpretación de los significados y guía las inferencias que hacen los lectores. Por otro lado, analizamos la denotación, que es el significado que compartimos todos los hablantes de la lengua, pero también la connotación, que son aquellas cualidades abstractas que añaden significación y que tienen el poder de producir reacciones emocionales extralingüísticas. Por ejemplo, si utilizo la palabra valiente en «¡Qué valiente ha sido!» se obtiene una reacción emocional positiva, mientras que si la uso en «¡Valiente amigo te has buscado!», se obtiene una reacción emocional negativa. De este modo, se observa se observa que un análisis del significado denotativo de la palabra no es suficiente para entender el uso que se le da en un contexto determinado.
Este tipo de análisis combinado permite revelar qué interpretaciones se desprenden de una noticia a través de los mecanismos lingüísticos que lo forman y de su interacción con el contexto social y lingüístico en que se emitió. Los peritajes lingüísticos de este tipo son muy útiles en procesos judiciales en los que se deben aportar pruebas sobre el impacto que ha causado una noticia en la reputación de una persona o una empresa.