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19 Abr 2021
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

El discurso de odio en las redes

La semana pasada leí una noticia en la que se manifestaba que muchos personajes públicos han huido de las redes sociales por las críticas y los insultos diarios que reciben. No se escapa nadie de las críticas desde la más absoluta polarización y los insultos despiadados: ni políticos, ni músicos, ni influencers, ni actores, ni personas de a pie… nadie. 

Muchos de ellos deciden abandonar la red sin tomar medidas judiciales, pero hay otros que deciden comenzar un proceso judicial por discurso de odio. En estos casos el juez deberá determinar si esos mensajes dañaron a la víctima y un lingüista forense puede ser clave para informar al juez sobre el significado y la carga semántica de una palabra o de una expresión en un contexto concreto. 

Para determinar el significado de una palabra o una expresión no podemos basarnos únicamente en el significado que se recoge en un diccionario. El diccionario debe entenderse como una herramienta más dentro de un análisis lingüístico que englobe el estudio del significado del fragmento cuestionado en su contexto. Se debe tener en cuenta la conversación en la que se produce, analizando los temas antes y después de la expresión, la relación entre los interlocutores, el propósito del hablante, la reacción del interlocutor e incluso el tono de voz con el que se pronuncian esas palabras o los emoticonos que pueden acompañarle. No es lo mismo que un interlocutor escriba «¡Eres una cerda!» en una acalorada discusión, a que en una conversación entre amigas una le diga a la otra «Qué cerda eres 🥰🥰😘😂» porque le ha enviado una fotografía en la que se la ve relamiéndose los dedos después de comerse un delicioso pastel. 

Y es que muchas veces no es lo que dices, sino cómo lo dices. Sed amables y corteses, que es gratis y te hace sentir muy bien. (O lo que es lo mismo: habla bien, coño, que no cuesta una puta mierda y te quedas cojonudamente bien, joder).