La lingüística forense contra el cibercrimen
La semana pasada participé por cuarta vez como mentora en la Liga Internacional de Retos en el Ciberespacio organizada por la Guardia Civil. Es una liga interdisciplinar en la que los participantes deben superar retos informáticos, legales y de comunicación.
Se trata, por tanto, de un reflejo claro del flujo trabajo constante que se da entre disciplinas para hacer frente a los ciberdelincuentes. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado buscan de manera incansable herramientas que les permitan ser más rápidos y más eficaces y, ahí entramos los lingüistas forenses.
Los lingüistas forenses somos requeridos como expertos para analizar las comunicaciones digitales en el marco más amplio de la lucha contra el cibercrimen. Por ejemplo, para encontrar al autor o a los autores de una cuenta anónima, para determinar si un tuit podría ser constitutivo de un delito de odio, para determinar la lengua materna del creador de un malware o incluso para describir patrones típicos de ciertos delitos, como la estafa.
Pero los ciberdelincuentes no nos lo ponen fácil, siempre están a la vanguardia de la tecnología, por lo que los investigadores no podemos escatimar en esfuerzos para combatirlos. Por ejemplo, debemos avanzar en la investigación del uso de la Inteligencia Artificial (IA) para falsear o clonar voces. En efecto, este es un uso de la IA que ya se está dando con el fin de cometer distintos tipos de delitos, como la conocida estafa del CEO, en la que se suplanta la voz de un directivo para engañar a uno de sus trabajadores y ordenarle que realice una transferencia de dinero.Por este motivo, iniciativas como la Cyberleague de la Guardia Civil resultan imprescindibles para promover, en aras de la justicia, el avance científico y la cooperación entre profesionales de distintas áreas con un fin común, como los lingüistas forenses y los cuerpos policiales.