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14 Mar 2022
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

La censura en la guerra

El Gobierno ruso ha mostrado su preocupación por el lenguaje utilizado por los medios de comunicación en relación con la guerra que lleva a cabo contra Ucrania.

De hecho, los líderes han sustituido la palabra «guerra» por un eufemismo «operación militar especial para el mantenimiento de la paz». Y hace unos días el regulador de medios de comunicación ruso prohibió a una decena de televisiones y periódicos utilizar los términos «declaración de guerra», «invasión» u «ofensiva». La sanción por no obedecer es el bloqueo de los canales de comunicación y multas de decenas de miles de euros.

Prohibir ciertas palabras y obligar a utilizar eufemismos para referirse a los hechos son estrategias discursivas que le permiten al Kremlin desvincularse de los actos que pueden dañar su imagen pública y, además, vehicular su particular visión de la historia y manipular la percepción que se tiene del organismo y sus acciones. Hay que señalar los eufemismos para que seamos conscientes de que lo son y, en la medida de lo posible, podamos evitar que tengan éxito y se propaguen, porque su uso responde a la voluntad de presentar hechos execrables como aceptables. 

Y no son silenciados únicamente los medios de comunicación. También los propios ciudadanos. Miles han sido detenidos ya por manifestar su desacuerdo con las autoridades, protestar contra la guerra y exigir la paz. Se silencia a un pueblo y se vulnera sus derechos. Atentos porque la guerra también se hace con palabras, con eufemismos, con desinformación.