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25 Abr 2022
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

La dificultad de mentir

El  pasado viernes 22 de abril declaró ante el juez Xavier Jiménez, el presunto autor de los anónimos que recibió Helena Jubany acompañados de bebidas adulteradas con droga antes de ser asesinada en 2001.

No obstante, en su comparecencia, Jiménez se negó a contestar a las preguntas del juez, el fiscal y al abogado de la familia Jubany. Únicamente contestó a las preguntas de su abogado. Tras esta declaración, el juez dictaminó que quedaba libre pero con cargos y le retiró el pasaporte

¿Por qué solo contestó a las preguntas de su abogado? Quizá tenga que ver con lo que indican algunos estudios científicos sobre la detección del engaño: las personas que mienten se preparan para las posibles preguntas que les van a hacer. Esta estrategia de anticipar las preguntas les permite mentir mejor. Y es que, cuando contestan a estas preguntas que ya tenían previstas, suelen aparecer en sus respuestas menos marcadores lingüísticos de falta de veracidad. En cambio, si se les plantea una pregunta imprevista, es muy probable que respondan «no lo recuerdo» o «no lo sé», puesto que generar una respuesta plausible al momento requiere un fuerte esfuerzo cognitivo.

Las declaraciones de testigos o de investigados son datos únicos y muy valiosos para los lingüistas forenses que estudian las características del discurso en sala y, en ocasiones, también para los estudiosos del lenguaje del engaño. Por lo que respecta a Jiménez, habrá que estar atentos al desenlace del caso para llegar a conclusiones.