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03 Ago 2020
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

El discurso preparado de un asesino para empatizar

Este mes de agosto hace 4 años que unos padres con sus dos hijos fueron asesinados a manos de su sobrino de 19 años en la localidad de Pioz en Guadalajara. El crimen de Pioz es terrorífico de principio a fin: el número de víctimas, la edad de los menores, la proximidad familiar entre el asesino y las víctimas, el ensañamiento y la alevosía en los asesinatos.

El asesino confeso, Patrick Nogueira, mostraba rasgos definidos de una personalidad psicopática caracterizada por un comportamiento antisocial, con una gran falta de empatía y falta de remordimientos. Además, Patrick no era hablante nativo de español, por lo que era esperable que en su discurso surgieran dificultades de expresión en el momento de declarar en sede judicial. Estas dos condiciones llamaron mi atención para analizar su discurso durante el juicio.

El análisis detallado de su intervención ante el jurado permite observar dos tipos de discurso, uno preparado (probablemente junto a su letrada) y otro espontáneo. Entre las características que difieren entre los dos discursos destaca que en el discurso preparado se aportan menos informaciones irrelevantes y detalles contextuales, es más lento con frases más largas, se identifican más respuestas evasivas y, curiosamente, se muestran más errores de concordancia y coherencia. Además, el sujeto hace más énfasis mediante repeticiones y el uso del pronombre personal de primera persona «Yo también sufro. Yo sufro, yo sufro».

Finalmente, es muy notorio que el discurso del asesino aparentemente preparado parece tener como objetivo hacer que el jurado empatice con él a través de la expresión de remordimientos (algo que es difícil que sienta teniendo en cuenta su perfil psicopático), justificaciones y proyectando una imagen de víctima, insistiendo en que no quería ser así y que había sufrido una infancia muy dura.

En este caso, parece que el discurso preparado del asesino para cautivar al jurado no logró su objetivo, puesto que fue condenado a tres prisiones permanentes revisables y una pena de prisión de 25 años.