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15 Feb 2021
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

Peritos en desacuerdo

Hace unos días tuve la oportunidad de participar en un encuentro internacional sobre el trabajo del lingüista forense en diferentes países.

La verdad es que en un principio pensé que podría haber bastantes diferencias, teniendo en cuenta los distintos sistemas jurídicos, pero no resultó haber tantas. Una de las diferencias que me llamó poderosamente la atención fue el tema de los métodos para la confrontación de los peritos cuando existen diferencias sustanciales en sus declaraciones a pesar de haber analizado el mismo objeto. Seguro que a muchos os ha venido en mente el perito de la aseguradora en un accidente laboral o en un accidente de coche.

En España, esta confrontación entre peritos se realiza mediante la figura del careo en la que, generalmente, una vez ambos peritos han aportado su testimonio ante el juez, se les requiere que entre ellos se hagan preguntas y respuestas sobre sus investigaciones (u otras cosas, depende de lo amable que sea el otro perito). De este modo el juez puede advertir cuáles son los puntos fuertes y débiles de cada una de las periciales y valorar a qué peritaje le otorga mayor peso para tomar su decisión. En mi experiencia, los careos de peritos en lingüística son poco frecuentes en España y en alguna ocasión sí que han pedido un careo de un lingüista forense con un experto de otra rama, pero no suelen ser muy fructíferos, puesto que a pesar de mirar el mismo objeto lo miran con perspectivas distintas y, por lo tanto, pueden llegar a conclusiones muy alejadas y es complicado que lleguen a algún tipo de acuerdo.

En Inglaterra y Gales, tienen un proceso similar desde hace menos de una década, conocido como evidencia pericial concurrente o también como hot-tubbing y que parece que está tomando fuerza, como ya lo hizo en Australia. En este caso, a pesar del nombre anglosajón, no es que ambos peritos se pongan a discutir dentro de una bañera de hidromasaje, sino que deben ir a una sala, intentar ponerse de acuerdo y realizar un escrito nuevo en el que expongan sus argumentos y la conclusión a la que lleguen de forma conjunta.

En mi opinión, la confrontación de las investigaciones periciales, ya sea en un careo o en un hot-tubbing, es una forma magnífica de garantizar el rigor científico. Hace que el perito tenga presente los argumentos que podría esgrimir la otra parte cuando redacte una pericial y que, además, mantenga el criterio crítico de su propia investigación pericial.