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Archiletras

29 Ene 2023
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Cuatro romances y un anuncio 

Este blog, Poemas sentidos, nació a primeros de mayo de 2020, en pleno confinamiento. Cada semana, cada domingo, os he seleccionado, comentado y recitado o leído mirando cámara un poema diferente.

Siempre poemas en español. Siempre de un autor diferente, sin repetir ninguno. Hombres y mujeres. De España y de América. Unos de hace siglos y otros contemporáneos. Poemas rimados o poemas blancos. En metros tradicionales o en versos libres. 

En los primeros videos, yo tenía el aire de náufrago triste que se nos puso a todos con la pandemia, y especialmente a los que la vivimos solos. 

Van unas 140 entregas, solo os he fallado algunos domingos por vacaciones. Hoy pongo un punto final a esta larga primera etapa de Poemas sentidos. O más bien un punto y aparte. Ahí va el anuncio: este espacio va a mutar a otro formato. Empezamos la cuenta atrás. En pocas semanas, nos reinventamos.

Para haceros corta la espera a los más fieles seguidores del blog, y para que no os vayáis, vamos a aprovechar estos domingos de transición para recuperar, agrupadas, algunas antiguas entradas de la bitácora. Hoy, cuatro romances del romancero viejo.

Como os conté en su día, «los romances son unos poemas de tradición oral característicos del siglo XV español, aunque hay expertos que sostienen que nacieron varios siglos atrás. No tenían autor conocido, y en muchos se aprecia incluso la mano de varios autores, con indicios de que a unos versos iniciales creados por un juglar le añadieron otros versos otros trovadores posteriores. En muchos casos, el juglar no solo los recitaba, pueblo a pueblo, sino que incluso los cantaba con una música muy simple, repetitiva. En la estructura formal, los romances son siempre una serie de versos octosílabos en la que los pares riman en asonante». Los romances son, en definitiva, uno de los principales exponentes del genio colectivo del idioma, del genio literario popular. 

Los cuatro romances que hoy os recupero son muy diferentes y muy complementarios entre sí. Muestran muy bien, creo, las altas cotas de calidad literaria que se lograron en lengua española hace ya muchos siglos. 

Empezamos por un romance muy especial, os lo traje aquí en una de las primeras ediciones del blog, en mayo de 2020.

Sola estoy en la mi cama
namorando mi cojín;
¿quién será ese caballero
que a mi puerta dice «abrid»?

-Soy Bernal Francés, señora,
el que os suele servir
de noche para la cama,
de día para el jardín.

Con este comienzo, parece un poema erótico: la dama está sola y acostada -«namorando mi cojín»-. Luego gira casi a vodevil, con un candil que se apaga y un personaje que quizás no sea quien dice ser. Y finalmente se convierte en una tragedia. Es el Romance de la amiga de Bernal Francés.Seguimos con otro mucho más conocido, comentado y estudiado. Ahí va un fragmento, te sonará:

—Villanos te maten, Alfonso;
villanos, que no hidalgos;
de las Asturias de Oviedo,
que no sean castellanos;
mátente con aguijadas,
no con lanzas ni con dardos;
con cuchillos cachicuernos,
no con puñales dorados;
abarcas traigan calzadas,
que no zapatos con lazo;
capas traigan aguaderas,
no de contray ni frisado;
con camisones de estopa,
no de holanda ni labrados;
caballeros vengan en burras,
que no en mulas ni en caballos;
frenos traigan de cordel,
que no cueros fogueados.
Mátente por las aradas,
que no en villas ni en poblado,
y sáquente el corazón
por el siniestro costado,
si no dijeres la verdad
de lo que te es preguntado:
si fuiste o consentiste
en la muerte de tu hermano.

Alfonso es Alfonso VI, rey de León, de Galicia y de Castilla. El hermano a que se alude es Sancho II, también monarca de los tres reinos. Quien en esos versos habla es «el buen Cid, / ese buen Cid castellano» que le toma la jura a Alfonso «sobre un cerrojo de hierro / y una ballesta de palo / y con unos evangelios / y un crucifijo en la mano». Estamos ante el histórico -o seudohistórico- Romance de la jura de Santa Gadea, que os traje, comenté y recité en junio de 2020.

Os adelanto un fragmento del tercer romance, os va a sonar también:

Él murió a la media noche;
Ella, a los gallos cantar.
A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar, 
y a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.
De ella nace un rosal blanco;
de él, un espino albar.

Pues, sí. Os lo traje en julio de 2021: es el celebérrimo Romance del Conde Olinos. Es antiquísimo, y aún sigue vivo. Yo se lo he cantado a mis hijos y a mis nietos multitud de veces.

El cuarto romance os lo comenté en mayo de 2022. Quizás lo identifiquéis con estos pocos versos:

sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.

En efecto, es el muy corto y muy intenso Romance del prisionero, una de las piezas líricas más tempranas y más primorosas de nuestra literatura. 

Cuatro maravillas estos cuatro romances. Cuatro joyas de autor desconocido, de poetas excelentes cuyo nombre no figura en ninguna historia de la literatura. Ya no son versos suyos, de los que los hicieron; son versos de todos nosotros. ¡Gracias, muchas gracias, a esos poetas anónimos!

PD. Qué crueles los videos. Me ha cambiado varias veces el pelo, probablemente a peor; y se me ha encanecido la barba.

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