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15 May 2020
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

La amiga de Bernal Francés, de autor anónimo

Sola estoy en la mi cama
namorando mi cojín;
¿quién será ese caballero
que a mi puerta dice «abrid»?

-Soy Bernal Francés, señora,
el que os suele servir
de noche para la cama,
de día para el jardín.

Alzó sábanas de holanda,
cubriose de un mantellín;
tomó candil de oro en mano
y a la puerta bajó a abrir.
Al entreabrir de la puerta,
él dio un soplo en el candil.

-¡Válgame Nuestra Señora,
válgame el señor san Gil!
Quien apagó mi candela
puede apagar mi vivir.
-No te espantes, Catalina,
ni me quieras descubrir,
que a un hombre he muerto en la calle,
la justicia va tras mí.

Le ha cogido de la mano
y le ha entrado al camarín;
sentole en silla de plata
con respaldo de marfil;
bañole todo su cuerpo
con agua de toronjil;
hízole cama de rosa,
cabecera de alhelí.

-¿Qué tienes, Bernal Francés,
que estás triste a par de mí?
¿Tienes miedo a la justicia?
No entrará aquí el alguacil.
¿Tienes miedo a los criados?
Están al mejor dormir.
-No temo yo a la justicia,
que la busco para mí,
ni menos temo a criados
que duermen su buen dormir.
-¿Que tienes, Bernal Francés?
¡No solías ser así!
Otro amor dejaste en Francia
o te han dicho mal de mí.
-No dejo amores en Francia
que otro amor nunca serví.
-Si temes a mi marido,
muy lejos está de aquí.
-Lo muy lejos se hace cerca
para quien quiere venir,
y tu marido, señora,
lo tienes a par de ti.
Por regalo de mi vuelta
te he de dar rico vestir,
vestido de fina grana
forrado de carmesí,
y gargantilla encarnada
como en dama nunca vi;
gargantilla de mi espada
que tu cuello va a ceñir.
Nuevas irán al Francés
que arrastre luto por ti.

Impresiona aún hoy este Romance de la amiga de Bernal Francés, pese a que tiene más de 500 años. Impresiona por su intensidad, por su calidad literaria, por la pericia poética y narrativa que exhibe y sobre todo por la tragedia violenta que relata. Comienza con lo que parece un poema erótico (la dama que está sola y acostada -«namorando mi cojín»-); luego gira casi a vodevil, con un candil que se apaga y un personaje que quizás no sea quien dice ser; y finalmente se convierte en una tragedia de lo que hoy llamaríamos violencia machista: el asesinato de una mujer, Catalina, por su marido.

Los romances son unos poemas de tradición oral característicos del siglo XV español, aunque hay expertos que sostienen que nacieron varios siglos atrás. No tenían autor conocido, y en muchos se aprecia incluso la mano de varios autores, con indicios de que a unos versos iniciales creados por un juglar le añadieron otros versos otros trovadores posteriores. En muchos casos, el juglar no solo los recitaba, pueblo a pueblo, sino que incluso los cantaba con una música muy simple, repetitiva. En la estructura formal, los romances son siempre una serie de versos octosílabos en la que los pares riman en asonante. En este caso, en esa continua í con acento siempre prosódico y a veces ortográfico de «cojín», «abrid», «servir», «jardín»…

La rima en palabra aguda, los cambios de narrador (empieza pensando/contando ella, luego habla él, después hay un narrador omnisciente, más tarde un primer diálogo entre ella y él, retoma al poco la voz el narrador omnisciente y por último vuelve y ya va hasta el final el diálogo entre los dos personajes), la progresión de la acción en los diálogos, el hecho de que haya un tercer personaje que no aparece en la acción pero que es varias veces mencionado son algunos de los elementos que le dan al poema esa viveza y esa fuerza que impresionan tantos siglos después. Y el estremecedor final, con esas terribles metáforas (regalo/muerte, joyas/sangre, gargantilla/corte de la espada) del marido asesino en los últimos catorce versos.

Los investigadores han encontrado un capitán Bernal Francés de los tiempos de las guerras de Granada de los Reyes Católicos, luego estaríamos ante un romance de finales del siglo XV. El poema debió de ser muy conocido y divulgado, pues hay referencias a él en versos de Lope de Vega y de Góngora (ambos del siglo XVII) e incluso en canciones populares en otras lenguas románicas: portugués, catalán, francés… o piamontés, como en este caso: «-Chi tambüssa a la mia porta, / ch’a l’è l’ura dël bun dürmi? / Sun el fiöl del re Inardi: / o bela, venì-me a dürbi.»

Si juglar, yo lo diría así: