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29 May 2022
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Romance del prisionero, de autor anónimo

Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor,
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
¡dele Dios mal galardón!

Hace mucho que no visitábamos el romancero en este espacio. Desde hace diez meses, cuando trajimos aquí el celebérrimo y primoroso Romance del conde Olinos, uno de los más difundidos y con mayor número de versiones de nuestros poemas de la lírica popular.

Los romances populares son poemas de autor desconocido que surgen en los siglos XIV y XV y que llegan por tradición oral casi hasta nuestros días, generación tras generación, sin ser casi nunca impresos. En el siglo XX, muchos de ellos fueron recogidos, documentados y analizados por diversos expertos -y a la cabeza de estos, el filólogo, historiador, folclorista y medievalista Ramón Menéndez Pidal- y pasaron a formar parte de nuestra mejor literatura impresa y canónica.

Los romances, en su forma, son una serie indeterminada de versos octosílabos en los que los pares riman en asonante y los impares quedan como versos blancos, sin rima. La repetición una y otra vez de la misma rima le da al poema una musicalidad muy sencilla y al tiempo muy eficaz. Suenan extraordinariamente bien, y además suenan bajito, cadencioso y sin estridencias.

Este Romance del prisionero que hoy os traigo, también muy conocido, es un monólogo de una intensidad poética extrema. Dice y siente muchísimo en sus apenas 16 versos. En su oscura mazmorra, el triste y solitario prisionero no tiene más contacto con el bullicioso y ameno mes de mayo lleno de vida del exterior que el que le proporciona una avecilla a la que oye y escucha una vez al día, al amanecer,… y a la que mata un desaprensivo cazador.

El poema, tan corto y tan bello, ha pasado a estar en la memoria, en todo o en parte, de multitud de personas y ha germinado siglos después en otros autores. Mirad, por ejemplo, esta Canción 60 de Rafael Alberti: «Prisionero de León, / matáronte la avecica / que te cantaba al albor. / Libre, vendrá una mañana / en que escuches tu avecica / cantando de rama en rama».

Yo digo y siento este Romance del prisionero así: