PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

Félix Rodríguez

29 Mar 2022
Compartir
Firmas

De la soltería a la vida single

La soltería es el estado o condición de la persona soltera, es decir, no casada. La etimología del nombre y adjetivo soltero, del que deriva, remite a dos asociaciones diferentes, pero que coinciden en su significado usual. Por un lado, el adjetivo latino solitarius ‘solitario, aislado’, como etimología más difundida, procedente a su vez del latín solus ‘solo’ siguiendo una evolución fonética similar a la de primarius > primero. Sin embargo, este origen es discutido por reconocidos etimólogos como Joan Corominas y Leo Spitzer, que sostienen como interpretación más probable el uso que la palabra tenía en el siglo xiii, emparentada con el verbo solvere ‘desatar’, de cuyo participio solutus procedería el sinónimo suelto, asociado con el concepto de ‘libre’, ‘sin compromiso’, y aplicado, por ejemplo, a los caballos en referencia a las riendas (en expresiones como «a rienda soltera», que devino en la actual «a rienda suelta»). Y una persona suelta es la viva imagen de la ‘no casada’, la que no está atada a una ‘casa’ por ningún lazo u obligación contractual.

Derivados de soltero son los aumentativos solterón y solterona, que en lenguaje coloquial se emplean para referirse a la persona que, según la opinión de la sociedad, debería estar casada. La forma masculina, solterón, es menos frecuente y tiene una connotación relativamente neutra, no muy diferente de célibe, que desde tiempos romanos guarda un sentido jurídico muy específico, ‘soltero por decisión propia’. El solterón lo era, y lo es, a menudo por no querer comprometerse a una vida de pareja que le obliga a renunciar a las libertades que le proporciona su soltería. Frecuente es la frase soltero de oro (mucho más que su antónima soltera de oro) para aludir a quien no vive en pareja, pero que por su posición social o económica sería una persona muy codiciada al no resultarle difícil encontrar su «media naranja». Por el contrario, solterona de siempre ha tenido una connotación marcadamente despectiva, debido a la tradicional discriminación de la mujer, relegada tradicionalmente al papel de madre y al cuidado del hogar y crianza de los hijos. Hay una enorme cultura en torno al amor romántico que tiende a equiparar matrimonio y felicidad, y ese ha sido el ideal al que debía encaminarse toda mujer, y para ello, naturalmente, había una edad razonable. Traspasada esta, cargaría con el peso del estigma social, y ahí han quedado expresiones coloquiales para recordarlo: pasársele el arroz, estar más sola que la una, quedarse para vestir santos.

No obstante, en las últimas décadas, al amparo de la filosofía feminista y el desarrollo económico del país, la situación laboral de la mujer ha mejorado notablemente, lo cual ha comportado importantes novedades en las relaciones interpersonales. Su emancipación dentro de la vida de la pareja unida a las posibilidades de ascenso social y profesional han hecho que muchas mujeres hayan perdido interés en el matrimonio y aplazado el compromiso conyugal por muchos años al priorizar otras opciones vitales. La emancipación también ha conducido a la mujer a idear nuevos proyectos de vida para su realización que con frecuencia han acabado en rupturas y divorcios, impensables en épocas pasadas. Y como parte más negativa, la reacción del hombre desacostumbrado por su tradicional actitud machista ante tales desmarques en su relación afectiva no siempre ha sido muy comprensiva, por lo que no es aventurado pensar que las traumáticas separaciones de muchas parejas están en el origen de buena parte de la violencia doméstica (mal llamada «de género») de nuestros días.

De mano de estos cambios sociales se han producidos otros en la terminología, con una nueva conceptualización de la figura del soltero tal como queda plasmada en el uso periodístico de single. A su difusión ha contribuido el formar parte de un campo léxico más abierto, si se quiere, lindante con la sexualidad. El término está tomado directamente del inglés y ha adquirido una connotación positiva que no tenía el de soltero, al igual que ocurriera con el préstamo de gay frente al de homosexual. Hace referencia a una persona soltera que disfruta y se siente orgullosa de su condición, un concepto para el que la lengua española esporádicamente emplea como sinónimo neosoltero. Soltero connota soledad, tristeza, fracaso, pues apunta a un ser solitario, aislado, incompleto, que permanece pasivamente a la espera de una oportunidad –su «media naranja»–, para abandonar el estado de soltería. Single, en cambio, connota individualidad, autonomía, independencia, pero también disfrute de la vida, lo que entraña, por tanto, una actitud más positiva y abierta en la búsqueda de nuevas relaciones, orientada hacia la amistad y no necesariamente hacia el amor. Con ello se ahuyenta el tabú que venía arrastrando la palabra solterona (más que solterón); ahora hay una reivindicación de la vida en solitario, o mejor, «en singular» (precisamente ‘singular’ es otro de los significados que la palabra tiene en inglés).

Por otro lado, la diferencia que separa a ambos términos no es solo la connotación, también la denotación, el contenido. El soltero no se ha casado nunca, el single está solo, sin pareja, y engloba por tanto al soltero o no casado, pero también al viudo, divorciado y separado; o, de forma conjunta, al que está «libre de amores» (fancy-free, dicen en inglés, dando a entender que ‘se puede fantasear libremente con esa persona’ ante una posible relación). Algunos extienden el significado para referirse incluso al que tiene pareja, pero comparte una filosofía single. A este respecto conviene recordar que también de la palabra soltero se ha recogido como segunda acepción la «persona que temporalmente, sobre todo con referencia al hombre, se ve libre de la compañía de su pareja» y que en determinados contextos es equivalente a la expresión idiomática castiza «estar de Rodríguez».

En las grandes ciudades de los países de habla inglesa, como Estados Unidos y el Reino Unido, hasta hace poco existían los singles’ bars (‘bares de solteros’), donde se daban cita las personas que estaban libres, sin pareja, institución que ha sido arrinconada ante las posibilidades abiertas por Internet, lo que no quiere decir –más bien, al contrario– que no se propicien encuentros organizados y fiestas para congregar a las personas que se encuentran en tal situación y con ánimo de divertirse, idea que en los últimos años viene siendo bien acogida también en España. Las citas que siguen ilustran bien la novedad y dimensión de este fenómeno sociológico:

Este fin de semana, Ifema acoge el Salón Singles, que pretende que los solteros disfruten de su vida solos o en compañía. (El Mundo, 22.10.2006, Madrid/5)

Todos tienen más de 25, una edad a la que es normal ir acompañado a bodas y comidas familiares, pero a la que también resulta difícil explicar por qué únicamente se reserva un asiento. Hartos de acudir solos a todas partes y de que les pregunten por qué, los solteros han decidido convertirse en singles. […] El colectivo se caracteriza por ser «urbano y sociable», con un nivel cultural y adquisitivo medio-alto, aficionado a los viajes y, orgulloso de ser single, se apunta a clubes, organiza cenas temáticas, citas a ciegas… Más de ocho millones de personas en España con este perfil dan para mucho. En Madrid representan ya el 13,8 % de la población (828.000). Las empresas han olido el mercado. Por eso internet está lleno de páginas que organizan eventos. Aunque quien esté interesado puede encontrar actividades sin moverse…

El Single Bar, en la discoteca Alegoría (Villanueva, 2), no hace distinciones. Cada viernes noche, cientos de solteros son convocados para cenar, beber y bailar. A las 22.00 h. se abren las puertas y hasta las 00.00 el local es suyo. Se les distingue por una pulsera que los identifica, pero más de una vez han colocado pulseras a quien solo iba a tomar una copa. El establecimiento presume de ofrecer una oportunidad para la amistad, que no para el amor. Aquí se han llegado a encontrar hasta matrimonios divorciados que no sabían que sus parejas también buscaban nuevas amistades. (María Montes, El Mundo, 2.5.2007, Madrid/12)

Por último, merece recordarse el siguiente texto que ilustra bien a las claras las posibilidades del uso del anglicismo como recurso estilístico, debido a su triple funcionalidad. A su valor denominativo y eufemístico se unen las ventajas correferenciales derivadas de su carácter genérico o hiperonímico:

—Sí, sí. Ya me lo sé, la soltería de oro y todo eso. La suerte de ser una single en pleno siglo XXI. (Jerónimo Tristante, Secretos (Sevilla, Algaida, 2019))

Todavía cabe apuntar una ventaja estilística más, sobre todo cuando se emplea en plural y en contextos publicitarios. Dado que el inglés carece de marcación de género gramatical, un título como Singles 50, utilizado para servir como anuncio de citas «para solteros mayores de 40 años» (cit en vozpópuli.com, julio 2021), sortea los problemas que plantea la farragosa sintaxis de la duplicación de género («Solteros y solteras latinos», reza otro portal), a la que tan dados son quienes abogan por un feminismo radical, así como el denostado «masculino genérico», igualmente utilizado en plataformas de citas como Solteros 50 y Top Webs España para Solteros.

Cabe señalar, finalmente, que la palabra soltero, lo mismo que soltera, se ha venido definiendo siempre en referencia al mundo heterosexual, en alusión al que por voluntad o circunstancias de la vida no se ha casado. Así se comprende que, por su significado, soltero ha sido tradicionalmente asociado al estado del homosexual masculino hasta el punto de que una de las acepciones de uso eufemístico ha sido de ‘homosexual’, de lo que da testimonio Terenci Moix en su novela Garras de astracán (1991, p.148). Pero esta acepción ha quedado hoy obsoleta, y más después de la legalización del matrimonio homosexual en España en 2005. La observación es claramente extensible al ámbito lésbico.

 

Este artículo de Félix Rodríguez es uno de los contenidos del número 13 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
Si desea suscribirse o adquirir números sueltos de la revista, puede hacerlo aquí https://suscripciones. archiletras.com/

+ DE ESTE AUTOR

De la soltería a la vida single

Félix Rodríguez

Leer >

De la soltería a la vida single

Félix Rodríguez

Leer >

De la soltería a la vida single

Félix Rodríguez

Leer >