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28 Mar 2022
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

¿Quién escribió los anónimos a Helena Jubany?

La semana pasada, justamente cuando salió a la venta el libro ¿Quién mató a Helena Jubany? de Yago García Zamora, saltó la noticia de que el juez había llamado a declarar al último imputado en el caso del asesinato de Helena Jubany en 2001, Xavi Jiménez.

Xavi fue imputado un día antes de que prescribiera el caso el pasado diciembre gracias a una nueva prueba, el análisis del disco duro de la víctima. El resultado de esta prueba forense mostró distintos correos electrónicos eliminados en los que Xavi Jiménez mencionaba informaciones muy similares a la de los anónimos: las clases de inglés y el entusiasmo por encontrarse en una excursión de la Unión Excursionista de Sabadell (UES).

Ante estos hechos, el juez lo imputó y le requirió que presentara escritos de la época del asesinato, a lo que él respondió que no conservaba ningún manuscrito, a pesar de haber hecho esfuerzos por encontrarlos. La falta de material fue también una de las limitaciones más destacadas en los intentos anteriores de comparar muestras lingüísticas de este caso. La lingüista forense Roser Giménez comparó escritos de una de las acusadas, Montse Careta, con los anónimos y no encontró similitudes lingüísticas, pero fue imposible obtener muestras de otros presuntos implicados. Sí pudimos realizar, sin embargo, un perfil lingüístico de los anónimos con el objetivo de determinar algunas características de la(s) persona(s) que los produjeron: se trataba de alguien catalanohablante, con buena competencia lingüística en catalán, un nivel educativo medio-alto, joven (de un rango de edad entre los 25 y los 35 en ese momento), con una relación próxima con la víctima. Algunos de los elementos lingüísticos más importantes para el perfil que elaboré fueron precisamente las menciones a intereses comunes entre autor(es) y destinataria, ya que, aunque el objetivo de un mensaje anónimo es mantener en secreto la identidad del emisor, sí se pretende que el que lo recibe (en este caso, Helena Jubany) pueda intuir de quién se trata. Así que las coincidencias entre los anónimos y el material hallado tanto tiempo después de los hechos podría resultar decisivo, si bien habrá que estar atentos a lo que suceda en los juzgados.

Y es que, a pesar de las dificultades, a diferencia de la primera investigación policial del caso, los investigadores esta vez no han cesado en su voluntad por descubrir quién estuvo detrás de los anónimos y decidieron cotejarlos con la escritura actual de Xavi Jiménez. Sabían que había limitaciones metodológicas en el estudio, puesto que la escritura puede variar sustancialmente en veinte años, pero debían intentarlo. Finalmente, hace tan solo unos días se conoció el resultado: identificación positiva.

Xavi había estado desde los inicios del caso bajo el punto de mira junto a otros imputados, como Santiago Laiglesia, pero hasta el pasado diciembre no se habían recabado suficientes pruebas para acusarlo. Ahora, veinte años más tarde, Xavier Jiménez declarará como imputado el próximo 1 de abril en los juzgados de Sabadell y quizá, solo quizá, se podrá llegar a descubrir la verdad.