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13 Nov 2022
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Amor sádico, de Julio Herrera y Reissig

Ya no te amaba, sin dejar por eso
de amar la sombra de tu amor distante.
Ya no te amaba, sin embargo el beso
de la repulsa nos unió al instante…

Agrio placer y bárbaro embeleso
crispó mi faz, me demudó el semblante;
ya no te amaba, y me turbé no obstante,
como una virgen en un bosque espeso.

Y ya perdida para siempre, al verte
anochecer en el eterno luto,
mudo el amor, el corazón inerte,

huraño, atroz, inexorable, hirsuto,
jamás viví como en aquella muerte,
nunca te amé como en aquel minuto!

Ensayista, narrador y, sobre todo, poeta, el uruguayo Julio Herrera y Reissig (1875-1910) fue primero romántico tardío y después modernista estelar, casi al nivel del trío de los grandes en lengua española: el nicaragüense Rubén Darío, el mexicano Amado Nervo En paz, de Amado Nervo y el peruano José Santos Chocano. A todos ellos nos recuerda en versos como estos: «El viejo Patriarca, / que todo lo abarca, / se riza la barba de príncipe asirio; / su nívea cabeza parece un gran lirio, / parece un gran lirio la nívea cabeza del viejo Patriarca».

Su precaria salud favoreció mucho su actividad literaria. A los diecisiete años le detectaron una enfermedad cardiaca congénita que, agravada por unas fiebres tifoideas, le obligaron a casi confinarse en un altillo de su mansión familiar montevideana -La Torre de los Panoramas, con vistas al Río de la Plata; era miembro de una familia acomodada, un tío suyo fue presidente de Uruguay-, entre muchas lecturas autodidactas y reposadas tertulias literarias. 

Murió a los 35 años de edad, sin ver ni publicadas sus obras ni reconocido su talento. Fueron las elogios de algunos grandes de la siguiente generación -y entre ellos, el argentino Jorge Luis Borges y el chileno Pablo Neruda- los que lo consagraron y lo incluyeron en el canon en castellano. «Yo llevé la pasión Herrera y Reissig a Madrid, a mi generación -contó Neruda-. (,,,) Nada más apasionante que la poesía de este uruguayo fundamental, de este clásico de toda la poesía. Así fue que leí a Vicente Aleixandre, y luego a Federico, a Alberti, a Altolaguirre, a Cernuda, a Miguel Hernández y a algunos otros más, las décimas góticas de Herrera y Reissig, Herrera y Reissig sublima la cursilería de una época, reventándola a fuerza de figuraciones volcánicas…»-

Décimas, sí, y sobre todo sonetos. Herrera y Reissig es un excelso sonetista. Bien se ve en este que hoy os traigo. ¿Qué os recuerda el repetido «Ya no te amaba…» del primer, tercero y séptimo verso? Sí, el también repetido «Ya no la quiero, es cierto» del Poema 20 de Neruda, muchos años posterior. 

Yo digo y siento así este intenso poema: