PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

25 Jul 2021
Compartir

Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Poema 20, de Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. 

Solo dos acreditadas opiniones para que seamos conscientes de ante quién nos hallamos. Nuestro autor de hoy es, para Gabriel García Márquez, «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma». Y según el célebre crítico literario Harold Bloom, uno de los 26 autores fundamentales del canon occidental de todos los tiempos, en una lista en la que sólo hay otros dos autores en lengua española: Miguel de Cervantes y Jorge Luis Borges. «Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él», añade Bloom, en referencia a la pasada centuria.

El chileno Pablo Neruda (1904-1973) fue, además de poeta universalmente reconocido -Premio Lenin de la Paz en 1953, doctor honoris causa por la Universidad de Oxford en 1965, Premio Nobel de Literatura en 1971-, un dirigente político muy activo, miembro del Partido Comunista, embajador de su país en Francia, candidato a presidente de su país… Su muerte, pocos días después del golpe militar de Augusto Pinochet, y el ensañamiento con que los golpistas saquearon sus casa y su biblioteca, aún es motivo de controversia y de dudas. Hay quien sostiene que fue asesinado.

Su vida privada también es en los últimos años objeto de polémica: hay numerosos indicios de que abandonó, con su primera esposa, a su única hija, Malva, discapacitada, enferma de hidrocefalia. La niña, que había nacido en 1934 en Madrid, donde por entonces residía el escritor, murió con apenas 8 años.

Seleccionar un solo poema de Neruda es tarea muy complicada. Tiene docenas, centenares, de textos antológicos, desde los creados de muy joven hasta los de sus últimos meses de vida. A uno de sus poemarios más célebres, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, pertenece el que hoy os traigo. Lo publicó jovencísimo, con apenas 19 años. Es todo un portento de altura poética. ¡Y esa resurrección del alejandrino, del verso de 14 sílabas, uno de los más frecuentes en los creadores de nuestra Edad Media, de Berceo a Hita!

Yo digo y siento así este bellísimo poema sobre el amor perdido: