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06 Jul 2022
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Lenguaje claro

Iria da Cunha: «Si la ciudadanía no entiende a la Administración, no puede ni cumplir con sus obligaciones ni ejercer sus derechos»

Antonio Martín

Entrevista a Iria da Cunha, creadora de Artext y profesora de la Facultad de Filología de la UNED.

Formamos parte de un Estado que sostenemos entre todos, pero que ni le entendemos con facilidad ni nos entiende. Tenemos que llegar a un acuerdo para reequilibrar la situación. Los estudios de Iria da Cunha, sus publicaciones y su equipo de Artext son pieza clave para lograr este acuerdo, este cambio.

Justo antes de que se marchara de vacaciones, entrevistamos a esta lingüista para descubrir a una profesional del lenguaje excepcional y muy inspiradora, porque ser de letras ya no es lo que era. Iria da Cunha, como otras tantas profesionales que han pasado por estas páginas, rompieron sin saberlo todos aquellos tópicos que hacían dudar a los padres si sus hijos tendrían futuro tomando la senda de la filología. No hace aún muchos años se desconocía su utilidad en la sociedad, más allá de acabar siendo profesor y aprobar una oposición; no se sabía para qué servían estos estudios: cuál sería la aplicación práctica y cotidiana de sus conocimientos en el día a día, con unos estudiantes a los que se les presuponía el rechazo a la tecnología en un mundo más digitalizado. Con esta propuesta empezaba la entrevista con la lingüista Iria da Cunha, cómo hemos cambiado:

—Totalmente, yo cuando entré en la carrera odiaba los ordenadores. Mi madre se ríe porque dice: «Quién te ha visto y quién te ve. Si tú de adolescente decías que los ordenadores no eran para ti». Ahora acabé siendo lingüista computacional. Entonces, imagínate…

¿Tendrías algunas palabras para los lectores más jóvenes que están en la carrera o pensando qué estudiar?
Yo creo que antes, cuando uno estudiaba letras, como decías, tenía en mente unas salidas muy determinadas: ser profesor de instituto, de una universidad o incluso trabajar en una editorial, pero hoy en día es muy diferente. Hay un gran abanico de posibilidades que se abren para los estudiantes de letras. Ahora los grados —antes licenciaturas y diplomaturas— te dan una formación, digamos básica, más generalista. Luego, cuando decides más o menos por dónde quieres ir, sueles hacer un máster. Allí te especializas. Hay mucha diversidad: lingüística computacional, temas de edición, de lingüística forense —otro ámbito también muy de moda últimamente—, también de traducción, de logopedia… De verdad, hay un gran abanico. Por mi parte, yo animo a todos esos estudiantes que estén pensando en qué grado matricularse a que lo hagan, porque si de verdad les gustan las letras no piensen que esto les va a limitar para encontrar un trabajo. Hoy día no es así. Al contrario, se están pidiendo cada vez más en empresas perfiles humanísticos e interdisciplinarios, que aúnen diferentes conocimientos de distintos ámbitos.

Cuando tú comenzaste a estudiar lingüística computacional probablemente no tenías muy claro dónde ibas a acabar. Ahora eres una de las personas de referencia en el sector, que está en pleno desarrollo en nuestro idioma y más aún en el español de España. Y más concretamente, en la aplicación de la tecnología en lenguaje claro en el discurso de la Administración. ¿Cómo conseguiste trazar ese recorrido?
Cuando yo acabé la carrera, hice un máster en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, que en ese momento se llamaba Máster en Lingüística Aplicada. Tenía diferentes asignaturas relacionadas con estas aplicaciones de la lingüística. Ahí las asignaturas que más me gustaron fueron las de lingüística computacional, las de discurso y las de terminología. Fui viendo que había maneras de encajar diferentes áreas, así que cuando llegó el momento de hacer la tesis doctoral en el doctorado en Ciencias del Lenguaje y Lingüística Aplicada tuve que seleccionar un tema concreto. Comencé trabajando en «resumen automático», un tema que no tiene mucho que ver con el lenguaje claro, pero fue una primera fase en mi trayectoria de investigación. Existen sistemas que hacen resúmenes automáticos —de hecho, hay uno que está integrado en Word: autorresumen. Nadie lo conoce, pero está ahí—. Usando estas técnicas —que pueden ser lingüísticas, estadísticas o una combinación—, creas una maquinita que te lo resume o que, por ejemplo, me diga cuáles son las oraciones más relevantes del texto. En mi caso, me centré en textos médicos, pero podría hacerse con cualquier tema.

Eso fue lo que hice en la tesis doctoral, basándome en estrategias relacionadas con el discurso, la tecnología, el léxico y la estructura textual. Digamos que esa fue una primera fase.

Luego hice un posdoctorado en Francia, en Aviñón, y otro en México, también en laboratorios de informática. Ahí fue cuando comencé a pensar que yo lo que quería era hacer trabajos de lingüística computacional que solucionasen problemas reales de la gente; porque lo del resumen automático estaba muy bien, pero se restringía al ámbito médico. Por lo tanto, los usuarios solo eran profesionales de sanidad. Yo quería que ayudase a un sector más amplio de la población.

¿Tú crees que ya ha cambiado la percepción que se tiene de los lingüistas, que somos personas capaces de solucionar problemas cotidianos?
No. Creo que todavía hay que hacer mucha labor de difusión para que la población en general entienda la figura del lingüista. Es más, mucha gente te pregunta: «Y tú, ¿a qué te dedicas?, ¿tú qué eres? Yo soy lingüista… Pues hablarás muchas lenguas, ¿no?». Y uno responde: «Bueno, hablo algunas, pero en realidad no tiene mucho que ver con hablar lenguas o no». Yo creo que hay un gran desconocimiento de la figura del lingüista, de cómo podemos con nuestras investigaciones ayudar en determinados sectores. Desde luego.

¿En qué consistió tu ayuda?
Cuando vi todos los conocimientos que tengo, el bagaje adquirido con la tesis doctoral y los posdoctorados, me planteé: ¿qué puedo hacer? Lo que yo había visto a lo largo de estos años era que en determinados ámbitos había problemas de escritura. Es decir, hay personas que tenían problemas para escribir los textos a los que se tenía que enfrentar, por ejemplo, en sus distintas profesiones.

Entonces pensé, ¿por qué no crear un sistema automático, un software, una herramienta tecnológica que ayude a la gente a escribir? Pero que no se limite solo a resolver cuestiones ortográficas —los correctores ortográficos son hoy en día un tema bastante superado—, porque hay errores y hay margen de mejora, pero mi percepción es que lo que más le cuesta a las personas es estructurar un texto.

Para dar una solución práctica a este problema, en el equipo decidimos seleccionar algunos ámbitos que fueran muy diferentes entre sí para intentar crear este sistema —aprovecho para recalcar lo del equipo: yo soy la representante de un grupo conformado por lingüistas, traductores, terminólogos e informáticos—. Elegimos medicina, turismo y Administración pública. Este último es el tema en el que ahora hemos centrado nuestro trabajo. Por eso en 2015 creamos el sistema Artext, abierto en 2016, para ayudar a redactar textos en estos tres ámbitos.

Por una parte, en el caso de la medicina y del turismo, Artext ayuda a redactar a profesionales y estudiantes de estas áreas. En lo médico sirve para desarrollar una historia clínica, un informe, un artículo científico o un abstract. Pero por la otra parte, cuando pensamos en los textos de la Administración, pensamos que lo importante era ponernos en la piel de la ciudadanía: en este ámbito normalmente se piensa en los textos que emite la Administración a la ciudadanía. Por eso pensamos que era más interesante en el sentido contrario: los textos que escribe la ciudadanía a la Administración, que desde hace unos años ya se viene haciendo por medios electrónicos. Por ejemplo, cuando se tiene que presentar una alegación, una reclamación, una solicitud… son un tipo de textos a los que no estamos habituados y que nadie nos enseña a escribir, pero tenemos que redactarlos en nuestro día a día.

Para este proyecto pionero, además del equipo, se deben de necesitar recursos económicos. ¿Cómo lo conseguiste?
Para mí es un asunto muy importante. Estos desarrollos cuestan dinero, esfuerzo y tiempo. La primera parte, la de los ámbitos de medicina, turismo y la Administración pública con la ciudadanía como emisora, estuvo financiada por una de las becas Leonardo de la Fundación BBVA.

Por eso, si nos están leyendo quienes están en medio de sus carreras investigadoras, los animo a que se presenten a estas convocatorias, porque realmente son unas becas fantásticas. Para mí supuso un punto de inflexión en mi carrera. Es una convocatoria para quienes ya tienen un doctorado y están en ese estado medio en el que aún no tienen una permanencia en una universidad, ni son titulares ni catedráticos. La beca te proporciona una cantidad para dirigir un proyecto disruptivo e innovador en España. Gracias a esa financiación pude contratar al personal y obtener recursos para desarrollar este proyecto, que en contrapartida es abierto, gratuito, sin registro, sin compartir datos personales, etc.

Para la financiación del nuevo proyecto, centrado en el lenguaje claro, hemos aprovechado la convocatoria pública del Ministerio de Ciencia e Innovación. Usamos la infraestructura tecnológica que nosotros habíamos desarrollado previamente, pero ahora para dirigirnos al personal de la Administración, a los funcionarios de ayuntamientos, diputaciones, consejerías, etc. Queremos ayudarles a redactar los textos que dirigen a sus conciudadanos, pero usando lenguaje claro, más sencillo, más fácil de comprender. Es esencial que la ciudadanía entienda el mensaje que le quiere transmitir la Administración. Ese es el gran reto. A veces nos llegan cartas del ayuntamiento, de la consejería, de Hacienda u otros organismos que nos cuesta entender por diferentes motivos.

Aprovecho para recordar que esta investigación la estamos desarrollando en la UNED, la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Contamos con muchísimo apoyo por parte del rector, también lingüista, y muy interesado en el lenguaje claro.

¿El funcionariado está a favor de esta propuesta de cambio por el lenguaje claro o siguen la línea de «siempre se han hecho las cosas así y no van a cambiar»?
Depende de con qué administración te encuentres. Hay personas que pueden estar anquilosadas y que se resisten a cambiar, pero también te encuentras con equipos que están abiertos, más sensibles a la comunicación clara con la ciudadanía. La experiencia que tengo de momento es positiva. Nos queda mucho trabajo por delante, pero las personas de la Administración con las que he hablado están a favor de este tipo de acciones y de proyectos.

Has escrito El discurso del ámbito de la Administración. Es toda una declaración de intenciones. Un análisis del discurso para saber en qué estado se encuentra.
La perspectiva de este libro es poner a la ciudadanía en el centro, sobre todo como emisor. Hay pocos estudios que analicen los textos que escribe la ciudadanía a la Administración. Cómo son las características lingüísticas que tiene a diferentes niveles.

En este libro se plasma todo ese análisis que hicimos con un corpus real. Compilamos diferentes textos reales: alegaciones, reclamaciones, cartas de presentación, etc. Los analizamos con una metodología bastante rigurosa y luego esa información fue la que volcamos en el sistema Artext en la primera fase, en la que la ciudadanía se comunica con la Administración.

En este libro explico también la historia del lenguaje jurídico-administrativo en España y sus obras. Cuento un poquito de lenguaje claro y algo sobre Artext. También cuenta con otros recursos tecnológicos sobre el ámbito de la Administración que pueden ayudar a profesores, investigadores, traductores, documentalistas, terminólogos y gente interesada en ese ámbito.

Suelo decir que es mi tercer hijo porque me costó bastante redactarlo, durante el confinamiento.

No sé si percibes tú también esta sensación de que existe cierto movimiento para dar a conocer el lenguaje claro. Un movimiento que tiene dos recorridos bien definidos: por una parte, recordar a los ciudadanos que tienen derecho a ser entendidos y a entender también; y por la otra, enseñar a las administraciones a facilitar este derecho mediante una mejora en la redacción con lenguaje claro. ¿Tú crees que se logrará cambiar en algún momento?
Yo creo que esto requiere tiempo. Ya sabes que esto ya lleva muchos años y que ha pasado por diferentes momentos; unos muy buenos, como en 2011 con el informe de la modernidad en el lenguaje jurídico, donde hubo muchas personas involucradas y con mucho interés. Luego ha perdido un poco de fuelle, yo creo que ahora estamos volviendo a tener impacto y creo que tiene que haber más acciones otra vez para moverlo. Yo creo que en las administraciones sí se están llevando acciones que pueden tener repercusión. Desde hace unos años tenemos el ejemplo del Ayuntamiento de Madrid, con la guía de comunicación clara; jornadas sobre el lenguaje claro y acciones de formación. También en el Ayuntamiento de Barcelona hubo hace poco unas jornadas sobre transparencia y lenguaje claro.

Al igual que en los años ochenta, para un partido político las cuestiones sobre ecología o el papel de la mujer en la sociedad eran temas secundarios, casi revolucionarios y hasta marginales, ahora todos los partidos políticos tienen en su programa un apartado sobre medioambiente e inclusión. ¿Tú crees que el lenguaje claro puede llegar a ocupar un espacio similar?
Si vas a preguntarle esto a los políticos, me encantará saber la respuesta porque la mayor parte de la gente no sabe lo que es el lenguaje claro y no solo los políticos, en cualquier ámbito especializado, ni en la medicina, nadie. El término es muy desconocido, efectivamente. Yo hago una labor pedagógica a todos mis conocidos, amigos y familiares para explicarles lo que es el lenguaje claro.

Estoy convencida de que el lenguaje claro ya no es una cuestión política ni de partidos políticos, que un partido esté a favor y otro en contra. Yo creo que ya va a trascender eso. Yo creo que cuando los políticos se den cuenta de la importancia del lenguaje claro y la importancia que tiene que la ciudadanía entienda el mensaje que se le quiere transmitir van a estar a favor. Yo soy muy positiva, quizá es por mi carácter, pero yo creo que lo vamos a lograr. Quizá no a corto plazo, pero sí a medio o largo plazo.

Como además de ciudadanos somos consumidores —clientes—, tenemos cierta percepción más clara de que tenemos derechos ante el sector privado, ante cualquier compra. Parece que esa percepción de derechos se pierde de cara a la Administración. ¿No deberíamos ser los ciudadanos quienes debemos empoderarnos ante la Administración y recordarles nuestros derechos?
Está claro. Bueno, ha habido estudios recientes que indican que un alto porcentaje de la población no entendía lo que le estaban intentando transmitir. Durante el año pasado hubo un estudio con una encuesta masiva a la ciudadanía en la que también se repetían esos resultados. La ciudadanía no entiende lo que le quiere decir la Administración. Esto es muy grave, porque si no lo entienden no pueden cumplir con sus obligaciones ni pueden ejercer sus derechos.

Trabajo y optimismo para corregir una paradoja

Iría

Iria da Cunha, coruñesa. La madre de Artext es profesora de la Facultad de Filología de la UNED. Doctora de Ciencias del Lenguaje y Lingüística Aplicada por la Universidad Pompeu Fabra. Cursó Filología en Santiago de Compostela. Confiesa que la eligió porque le encantaba la lectura y quería ser profesora, pero se enamoró de la Lingüística en los primeros cursos. Su profesor, el académico Guillermo Rojo, la introdujo en la Lingüística Computacional: «Ahí se me encendieron todas las luces y dije “esto me interesa”. Lo vi muy aplicado, muy real y adaptado a los nuevos tiempos. Vi que era el futuro, a pesar de que fue hace ya casi veinte años». Ella se define como una profesional polifacética, una especialista en lingüística aplicada, el procesamiento del lenguaje natural y en los últimos años también sobre el lenguaje claro. Le apasiona la interacción entre la tecnología y el lenguaje, lo que considera un territorio inexplorado, de ahí el nacimiento del procesador de texto en línea Artext. Es la respuesta de Iria y su grupo a su exploración por la selva del lenguaje jurídico y administrativo. En su libro El discurso en el ámbito de la Administración, refleja con claridad la paradoja de que pese a que los ciudadanos son quienes sostienen el Estado, ellos son los grandes olvidados. Pero todo el trabajo y el optimismo de Iria están destinados a cambiar y corregir esa paradoja.

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Esta entrevista es uno de los contenidos del número 14 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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