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13 Dic 2021
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

La reescritura de las declaraciones en casos de violencia de doméstica

Recientemente se publicó un estudio en el que se analizaba el lenguaje en los escritos de los policías en casos de violencia doméstica. El análisis puso de manifiesto cómo muchas veces son los propios oficiales quienes minimizan los hechos descritos por la víctima a través del lenguaje, por ejemplo, mitigando las acciones del investigado con distintos verbos y construcciones o incluso utilizando justificaciones.

A continuación, reproduzco uno de los ejemplos que se citan en el estudio para ilustrar esos cambios lingüísticos. En este caso la víctima interpone una denuncia por violencia doméstica en la que explica los hechos de una agresión y el policía recoge su declaración de la siguiente forma:

«ella había ido a la habitación del hombre [su marido] para ver lo que estaba haciendo y él se volvió agresivo y le tiró el ordenador que le golpeó en la parte superior de la pierna».

Seguidamente, esa declaración se utiliza para redactar un nuevo documento en el que se resume el expediente del caso, teniendo en cuenta tanto las declaraciones de la víctima como del posible agresor, para informar al agente judicial sobre los hechos y decidir si procede abrir una investigación policial. El policía reproduce los hechos narrados por la víctima de la siguiente forma:

«ella había ido a la habitación del hombre [su marido] para ver lo que estaba haciendo y él quizás un poco agitado porque estaba cansado giró el ordenador balanceándose hacia la pierna de ella».

Como puedes comprobar, se producen modificaciones lingüísticas a distintos niveles: se ha cambiado el adjetivo agresivo por una construcción con dos atenuantes quizás y un poco agitado, se ha justificado su comportamiento porque estaba cansado, y, finalmente, se ha modificado la intencionalidad y la acción del verbo que narra la agresión: no se habla de tirar y golpear sino de girar el ordenador y de balancearse hacia.

Estas alteraciones provocan un cambio sustancial en el comportamiento del investigado, la justificación de ese comportamiento y también en el grado de intencionalidad de la agresión. Así pues, estas elecciones lingüísticas pueden ser determinantes en la interpretación y la percepción de los hechos que puede tener el agente judicial después de leer el expediente y, en consecuencia, en el resultado del procedimiento.