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18 Ene 2021
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

Trump y sus armas verbales

Antes del asalto violento al Capitolio del pasado día 6 de enero en el que murieron cinco personas, Donald Trump pronunció un discurso que está siendo objeto de debate, no solo en los medios de comunicación sino también entre los fiscales de Estados Unidos.

Por sus palabras en ese discurso, se ha calificado a Donald Trump de instigador, incitador e incluso cooperador intelectual necesario de la insurrección que tuvo como objetivo impedir la confirmación de Joe Biden como ganador de las elecciones. 

Y es que todos sabemos que las palabras pueden utilizarse como arma para amenazar, acosar, persuadir… y también incitar a cometer actos violentos. Pero ¿pudieron las palabras de Donald Trump ser las causantes de que sus seguidores se rebelasen violentamente y atacaran al Capitolio?

Sin duda, es una pregunta muy recurrente estos días y que no tiene una respuesta clara. Si analizamos el discurso, se pueden ver distintas ideas recurrentes relacionadas con la existencia de un posible fraude electoral y el uso de metáforas bélicas como «luchar con más fuerza», pero no hay órdenes explícitas a cometer delitos o invitaciones directas a la movilización. ¿Podrían los seguidores más radicales haber hecho una reinterpretación libre de sus palabras y sus metáforas bélicas que los llevase a participar en ese acto violento?

De hecho, se observan expresiones atenuantes mediante las que se pide a los seguidores de Trump que lleven a cabo una manifestación de forma pacífica, como «Sé que todos van a marchar pronto hacia el edificio del Capitolio para hacerse escuchar de manera pacífica y patriótica». ¿Son expresiones genuinas o intencionadas? ¿Sabía Donald Trump a lo que se podía enfrentar por sus palabras y, por ello, utilizó atenuantes de forma estratégica? ¿O realmente desconocía los efectos que sus palabras tendrían en sus seguidores?

Como siempre digo, los lingüistas forenses, a pesar de que a muchos abogados les gustaría, no nos podemos quedar únicamente con un fragmento; la clave suele estar en el contexto que envuelve al mensaje polémico. Para intentar resolver los enigmas acerca del discurso de Trump, se debería analizar el discurso en su contexto, teniendo en cuenta al emisor, los receptores, las acciones que lo acompañaron, la capacidad de influencia, y, sin lugar a duda, yo no me fijaría únicamente en ese discurso, sino en el intercambio de comunicaciones públicas antes, durante y después del ataque. En este caso, los peritos deberían discutir sobre el poder que las palabras de Trump puedan tener sobre una multitud de personas en el contexto de la comunicación pública.

Y, para finalizar, un par de preguntas para la reflexión: ¿cuál es el límite de un discurso político incendiario? y, sobre todo, ¿debemos poner límites a este tipo de discursos?