PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

30 Nov 2020
Compartir

Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

Zancadillas en los calabozos

Hace unos días, salió la noticia de que Rosario Porto se había suicidado en prisión y muchos de vosotros ya habíais leído mi breve análisis sobre sus conversaciones en los calabozos en una entrada anterior en la que también decía que era muy interesante la relación entre Rosario y Alfonso.

Pues bien, para dar respuesta a vuestras numerosas peticiones, os explico a continuación un poquito sobre la dinámica de poder dentro de esta relación.  

En las conversaciones mantenidas en los calabozos, los padres de Asunta Basterra demuestran que entre ellos existe una dinámica de poder: Alfonso ejerce el poder con el objetivo de manipular y mantener calmada a Rosario. Lo hace a través de apodos cariñosos como «Cariño, ¿qué te vas a esperar de la gente?», «Te quiero mucho, deditos» o «No te preocupes de nada, guapa…» y sufijos diminutivos como «¿Estás más tranquilita?» para referirse a Rosario, evitando así referirse a ella por su nombre propio. En ocasiones en que Rosario empieza a ponerse nerviosa, enfatiza su posición de poder mediante verbos imperativos y otras expresiones que le indican que debe callar o actuar de cierto modo, como en «Silencio», «Venga, olvídate», «Shhh…», «Duerme un poco y eso mañana… Tenemos que estar muy serenos, ¿de acuerdo?» o «Y mañana estate tranquila».

En otras ocasiones, Rosario refleja una imagen sumisa a través de expresiones de acuerdo como vale o de respuestas en eco en las que elimina el apelativo cariñoso que utiliza su interlocutor, como en el siguiente fragmento:

Alfonso Basterra: Buenas noches, mi vida. 

Rosario Porto: Buenas noches, Alfonso.

Alfonso Basterra: Un beso, mi vida.

Rosario Porto: Un beso.

Alfonso Basterra: Te quiero mucho, deditos.

Rosario Porto: Ya.

Alfonso Basterra: Y todo va a salir bien, no te preocupes de nada, guapa… ¿vale?

Rosario Porto: Vale.

A pesar de esa imagen de víctima sumisa que quiere transmitir Rosario, se observa que ya en los calabozos empieza a construir su coartada para el juicio, haciéndole reproches y acusando a Alfonso directamente. Incluso le hace algún que otro interrogatorio improvisado. 

Finalmente, también se observa la complicidad entre ellos sobre ciertos temas relacionados con los hechos delictivos. Dejan frases sin acabar o las formulan vagamente de forma intencional para ocultar información, ya que saben que los están grabando. Sin embargo, ambos saben exactamente a qué se refieren. Y es que, a veces, una frase inacabada dice más que una subordinada compleja.