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06 Abr 2020
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

Primeros pasos

Entre las cosas más importantes y quizá también las más difíciles que debe aprender un perito en lingüística forense está evaluar el material que recibe en la consulta.

Y es que no es un asunto que suelan enseñar en la formación reglada, sino que, en el mejor de los casos, se aprende trabajando con profesionales con más experiencia. 

Después de que el cliente se ponga en contacto conmigo para exponerme brevemente el contexto del caso y contarme para qué requiere un informe pericial lingüístico, debe enviarme el material que hay que cotejar. Pero, antes de ponerme con el análisis forense para elaborar el informe pericial, siempre debo realizar una primera evaluación. Esta evaluación debe ser rápida porque el cliente suele querer una respuesta en un plazo breve, unas 48 horas, y también debe ser precisa porque de ello va a depender que el cliente acepte o no nuestra propuesta de análisis. Además, se suele realizar de forma gratuita.

Esta primera evaluación del material es indispensable para determinar si hay caso lingüístico o no, es decir, determinar si, en base al material disponible, puedo aceptar o no el encargo. Para que la evaluación sea favorable, tanto los anónimos como el material de los sospechosos deben cumplir dos condiciones: primero, que las muestras sean suficientemente largas (no me sirve una única línea) y, segundo, que tengan suficiente calidad, es decir, que se puedan observar rasgos sociolingüísticos e idiosincráticos del autor en ellas. 

En el caso de que se cumplan esas condiciones, acepto el encargo y emito un presupuesto en función de las horas que calculo que va a requerir el análisis y la redacción del informe, lo cual no es una cuestión baladí. Después ya queda en manos del cliente aceptar o no el encargo.