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30 Mar 2020
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

Consejos lingüísticos para no morder el cebo de la desinformación

Estos últimos días todos estamos siendo objetivo de campañas masivas de desinformación sobre el COVID-19.

Sí, lo que seguramente mal conoces como las famosas fake news. Pero no solo eso, estos días los ciberdelincuentes también están aprovechando para atacar a los hospitales. Entre sus objetivos, destaca el secuestro de los historiales clínicos de los pacientes. Su modus operandi suele ser el envío de un correo electrónico con un virus informático. El profesional sanitario acepta el archivo y ¡boom! datos encriptados. Si el hospital quiere recuperar los datos, debe pagar el rescate. 

En ningún caso pienses que eres infalible y que nunca morderías el anzuelo. Todos somos víctimas potenciales de un delito de ciberestafa. Y ahora, más que nunca, el objetivo son los hospitales. Así que, si eres sanitario, debes ser muy crítico con los correos que abres e intentar entrar solo en la intranet. En primer lugar, fíjate en quién envía el correo que vas a abrir. En la mayoría de los casos suelen hacerse pasar por un organismo (estos días suele ser la OMS). Comprueba que el correo y los enlaces del correo encajen con las URL de ese organismo. Además, los correos maliciosos suelen indicar en el asunto que se trata de un correo urgente y que se debe responder rápido a su petición. 

Aquí dejo algunas pistas lingüísticas que te pueden ayudar a detectar un correo malicioso:

  1. Saludo impersonal: «Estimado cliente/usuario».
  2. Cuerpo del mensaje lingüísticamente pobre. 
  3. Frases poco naturales resultado de un traductor automático.
  4. Texto sin cohesión y con falta de coherencia. 
  5. Numerosos errores ortográficos y gramaticales. 
  6. Valoraciones subjetivas sobre el contenido del que se está informando.
  7. Atenuadores, adjetivos calificativos y verbos perceptuales: «Hemos oído que hay una probabilidad altísima de que…»
  8. Exageraciones: «Esto es gravísimo»
  9. Oraciones negativas: «No respires».

Finalmente, nunca hagas clic en los enlaces ni en los adjuntos si sospechas que has abierto un correo malicioso. La mayoría de las veces incluyen enlaces acortados que ocultan muy bien la dirección completa para que no puedas ver dónde se te va a redirigir. Además, suelen contener ficheros adjuntos con un virus. Así que, si sospechas que puede ser un correo malicioso, NUNCA (¡NUNCA!) abras el archivo adjunto, incluso aunque parezca un inocente archivo de Word o Excel.