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18 Oct 2022
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

¿Se puede persuadir a alguien para matar?

A finales del mes pasado comenzó el juicio por asesinato contra Alba Andreu e Ismael Molina en la Audiencia de Barcelona. Alba, una joven de 22 años, habría manipulado y engañado a Ismael, un chico de 24 años con esquizofrenia paranoide, hasta el punto de haberlo inducido a matar a su padre.

Durante meses, la joven habría estado escribiéndose con él, creando un fuerte vínculo y haciéndole creer fantasías con el único objetivo de que Ismael le pidiera dinero a su padre. Después de las primeras estafas, por un valor de unos 7400 euros, el padre de Ismael habría decidido no darle más dinero y esto habría provocado que Alba tramara, supuestamente, su fantasía más mortal.

Según las informaciones publicadas por distintos medios de comunicación, Alba se habría creado una identidad falsa en internet para llegar a ser pareja de Ismael y estrechar todavía más la relación y tener aún más poder manipulativo sobre él. Mediante esta nueva identidad, lo habría convencido de que su padre formaba parte de un grupo de trata de personas y que su vida corría peligro. Si quería protegerse a él y a toda su familia, debía matar a su padre y pagar 20 000 euros para saldar su deuda.

A través de mensajes, Alba le habría indicado cómo debía hacerlo paso por paso: desde el asesinato a la eliminación de las pruebas. Pero ¿puede alguien ejercer ese poder sobre otra persona? ¿Puede alguien alcanzar tal nivel de persuasión? Por supuesto que sí. El lenguaje es poderoso. La persuasión está presente en nuestro día a día: en los medios de comunicación, en nuestras relaciones sociales, en nuestro hogar. Se utiliza para cambiar no solo el juicio, sino también las acciones de los demás.

Aristóteles indicaba que los tres pilares de la persuasión son: la naturaleza del emisor, es decir, el ethos; el estado emocional del receptor, es decir, el pathos; y los argumentos del mensaje, es decir, el logos. Si trasladamos estas tres piezas claves de la persuasión a este caso, podemos entender cómo podría haber tenido éxito la persuasión presuntamente llevada a cabo por Alba. Alba podría haber inducido a Ismael al asesinato gracias a su posicionamiento dentro de la relación, ya que, según él, «eran como hermanos». Y, además, disponía de la otra identidad, la de novia de Ismael, que, encima, supuestamente se había quedado embarazada. También debemos considerar que el presunto receptor de la persuasión tiene un estado psíquico complejo, esquizofrenia paranoide, lo que le hace todavía más vulnerable. Finalmente, están los argumentos del mensaje, una conspiración creíble para Ismael. Una tríada de factores perfecta en el peor de los sentidos.

La Fiscalía pide a Alba Andreu 35 años de cárcel por inducción al asesinato.