Pornovenganza
Hace tan solo unos días, el viernes 7 de octubre, entró en vigor la llamada ley del «solo sí es sí» en el Código Penal y, con ella, se han realizado distintas modificaciones de las que iremos hablando en este blog. Una de ellas tiene como objetivo dotar de más protección a las víctimas de violencias sexuales a través de la red.
En muchos casos, esta violencia digital tiene su origen en la llamada «pornovenganza». Se da en casos en que, por ejemplo, una expareja crea un perfil falso con información y/o fotos de la otra parte para acosar, hostigar o humillarla. La víctima puede recibir, además, llamadas y mensajes en los que también se la acosa o la humilla por parte de otros usuarios de la red social en la que se ha creado el perfil falso. Estas acciones pueden tener un gran impacto en la víctima. Ahora, estos delitos se castigan con una pena de prisión de tres meses a un año o una multa de seis a doce meses, según el artículo 172 ter, sin perjuicio de las que pudieran corresponder a otros delitos, como el de usurpación de identidad.
En los casos de pornovenganza, los lingüistas forenses solemos trabajar con equipos multidisciplinares para aportar pruebas sobre el autor del delito. Analizamos toda la información escrita en el perfil falso y también los mensajes intercambiados con el acosador, tanto para poder descartar que se corresponda con el estilo idiolectal de la víctima como para determinar la probabilidad de que se trate del sospechoso, que, en la mayoría de los casos, es una expareja de la víctima.
Las estadísticas sobre los ciberdelitos sexuales son alarmantes, ya que el total no ha dejado de crecer exponencialmente desde que tenemos datos. Afortunadamente, los gobernantes están tomando medidas y están ajustando las legislaciones para dar una respuesta justa a este tipo de delitos y que no queden impunes. La pornovenganza ya no sale gratis.