PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

05 Jun 2020
Compartir

Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Todo esto

«Bueno, ¿y qué opina usted de todo esto?». Me lo preguntó una mujer nada más tomar mi taxi, justo después de indicarme su destino. No hizo falta conocernos de nada para saber a qué se estaba refiriendo.

Nunca antes nadie me había resumido la situación actual de un modo tan genérico. Ni siquiera en días señalados como unas elecciones generales o la típica noticia que está en boca de todos. «Todo esto» era algo que, en los últimos tres meses, había condicionado al mundo entero. Resultaba imposible (tal vez por vez primera) que absolutamente nadie viviera ajeno a las consecuencias de una pandemia. Y en respuesta a su pregunta no pude más que apelar a Platón: «Sólo sé que no sé nada», se me ocurrió decirle. Y fui profundamente sincero, tal vez también por vez primera.

—Van pasando los días —añadí—, los datos, los informes, los mapas de contagios por países, y cada vez tengo menos claro cuál habría sido la opción más sensata o qué tuvimos que hacer para evitar el contagio (o al menos minimizar las consecuencias), o si las cifras que manejamos ahora y una amnesia selectiva han distorsionado nuestra propia opinión de hace apenas tres meses. No. No se pueden evitar los efectos de una pandemia del mismo modo que no podemos dejar de respirar sin asfixiarnos. Los errores, digo yo, también forman parte insustancial de un método científico basado en el ensayo-error. Ergo no puede haber solución que no pase antes por meteduras de pata de mayor o menor envergadura. Somos humanos, profundamente humanos y nadie puede estar por encima de un proceso natural a menudo  cruel y despiadado. Terremotos, huracanes, selección natural, ¿acaso podemos hacer algo más allá de prevenirnos al tiempo que procuramos llevar una vida lo más normal posible? ¿Acaso podemos evitar que el agua moje o que el fuego queme o que la avispa pique? Quiero pensar que la naturaleza es más sabia y poderosa que el más sabio y poderoso de los hombres, pero si algo tengo claro cuando usted me pregunta por «todo esto» es que apelar al individualismo o la libertad responsable de cada uno con independencia del resto y sin medidas de obligado cumplimiento enfocadas a la sociedad en su conjunto, no funciona en absoluto.

—Vale —volvió la mujer — ¿pero qué me dice de lo de Marlaska?