PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

26 Nov 2021
Compartir

Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Nunca te enamores de un personaje de ficción

Estoy organizando una cena de empresa para navidad, y como soy autónomo y escritor, he decidido invitar a los siete personajes de la novela en la que me encuentro trabajando. Ya me han confirmado cinco.

De los dos personajes que aún no han confirmado, uno tiene causa justificada: lo maté en el tercer capítulo. Y el otro, Tomás, es un tipo despreciable: antipático, violento, egoísta y carente de la más mínima sensibilidad hacia nadie (ni siquiera hacia sí mismo). Para armar su personalidad tuve que dotarle de un pasado consistente. Me centré en su infancia (dicen los expertos que todo lo importante sucede en los 6 primeros años de vida). En resumen: Un padre adicto al juego. Una madre depresiva, siempre empastillada hasta las cejas y ausente del mundo. Episodios de acoso en la escuela (de niño era gordito, y se defendía de los insultos a puñetazo limpio). Llegó a tener aptitudes para el dibujo, pero nadie de su entorno reforzó sus avances. Así que dejó de pintar. Nunca tuvo referentes, ni estímulos, ni sintió cariño o protección en ninguna de sus formas (tenía a su abuela paterna como referente único, pero falleció siendo él adolescente). Los malos no son malos porque sí, quiero decir. Salvo raras excepciones, siempre hay detonantes detrás de cada acto. Y es por esto que tiendo a empatizar especialmente con el malo mientras tildo al bueno de mimado y consentido (y acabo cogiéndole ojeriza).

Dicho lo cual, y en solidaridad con Tomás, creo que no debería asistir a esa cena de navidad. Y además, dato importante: también ha confirmado su asistencia el personaje de Beatriz, y esa chica es un auténtico peligro. Sospecho que quiere algo conmigo y sin duda aprovechará la cena, y las copas, y el bailoteo, para arrimarse. Lo sé porque siempre que escribo acerca de ella, noto que me pone ojitos y me resulta sospechosamente fácil ahondar y recrearme en sus encantos. Y en todas las tramas aparece de un modo u otro. Y siempre quiere más. Siempre me tienta y busca mis celos cada vez que tontea con otros personajes que me invento. Es guapísima, por cierto, y de caer en sus encantos, podría enamorarme de ella. Y rompería la primera de mis reglas: nunca te enamores de un personaje de ficción.

Definitivamente, no iré. Les daré plantón. Que vayan ellos. Aunque si yo no asisto y ellos sí, seguro que Beatriz acabaría liándose con otro. No sé… Me tienta ir… ¿Voy? Estoy hecho un lío.