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24 Sep 2019
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Las dos palabras que dominan el mundo

«Compra. Ya». Sólo dijo eso y colgó el teléfono. El tipo, según deduje, era broker. Manejaba carteras de inversión. Su trabajo consistía en conocer los entresijos de eso que llaman «mercados».

Subidas bruscas, bajadas moderadas, rumores, noticias sin relación aparente que, atando los cabos adecuados, pueden hacerte ganar ingentes cantidades de dinero. ¿Qué relación podía tener la crisis petrolera de Arabia Saudí con la industria del juguete? ¿Hasta qué punto el escándalo sexual del CEO de una gran corporación podría influir en la cotización de la competencia? ¿Qué países estarán en el punto de mira dentro de cinco años? ¿Y de diez? ¿Habrá una nueva recesión? ¿Cuándo? ¿En qué momento exacto (día y hora)?

A la postre, aquel usuario de mi taxi había creado un imperio a través de dos palabras: «Compra» y «vende». La clave de su éxito consistía en decirlas en el momento apropiado y en el lugar preciso. Visto en perspectiva, es de locos (profundamente injusto, diría yo) que alguien pueda ganar millones haciendo uso de una de estas dos palabras mientras otros se desloman cargando sacos de cemento de sol a sol o sirviendo desayunos por sueldos que apenas dan para vivir dignamente.

Pero a la postre, queramos o no, estas dos palabras son las que dominan el mundo. Y una de ellas mal dicha, un «compra» cuando procede decir «vende» (o viceversa), puede provocar despidos masivos y, en consecuencia, el tipo que carga sacos de cemento de sol a sol puede verse irremediablemente en el paro.

Y es que todos, sin excepción, dependemos del uso de esas dos palabras. Ya podrían ser otras…