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09 Abr 2021
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Palabras al peso

Resulta que ahora los escritores de la era digital comparten en sus redes la evolución de sus proyectos en base al número de palabras que llevan escritas: ¡100.000 palabras! ¡250.000! Pero nunca dicen cuáles, ni cuántas de ellas son pronombres.

Hay libros, en serio, de técnicas para escribir 2.000 palabras al día. No hace falta que los compres; yo te hago el resumen: Una detrás de otra. Te adelanto, además, que ninguno de esos libros habla del peso relativo de las palabras. No pesan lo mismo «y» que «zozobra», aunque en lo referente al totalizador de Word o Scrivener computen igual. Por mi experiencia os diré que es posible escribir 10.000 palabras en un día y al día siguiente escribir 4 (empleando el mismo número de horas). Y que esas 4 aporten más que las 10.000. Hay palabras cinceladas con el hueso puntiagudo de tus propias costillas, y otras que salen con la misma naturalidad que uno respira.

Ayer, por ejemplo, escribí -1500 palabras (sí, en negativo) de mi próxima novela, y sin embargo fue un día sumamente productivo. Eran palabras que sobraban, no aportaban nada al texto, y quitarlas lo dejó mucho más limpio y conciso, lo cual supuso en mí un enorme trampolín para continuar escribiendo. A veces, desprenderte del lastre que llevas días arrastrando sin darte cuenta, es un paso de gigante hacia delante.

Otro lastre, por ejemplo, en este caso, fue mi taxi. El cuerpo me pedía escribir en lugar de dar vueltas por las calles del centro. Y el cuerpo es sabio: hay que hacerle caso siempre, igual que cuando tienes hambre o sueño. ¿Resultado? -1500 palabras y cero euros de recaudación. Pero insisto, fue un día de lo más productivo.

Cuando llegué a casa, mi mujer me preguntó qué tal el día y se lo dije:

—Menos mil quinientas palabras.

—¿Y el taxi?

—Cero euros.

—Pareces contento.

—Lo estoy.

—¡Bien!

(Otro gran consejo que, esta vez sí, he visto reflejado en librazos motivacionales como «Mientras Escribo» de Stephen King o «Vivir para contarla» de García-Marquez: Si quieres dedicarte a escribir, vive solo o cásate con alguien que confíe plenamente en tu talento).