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16 Jul 2019
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Un toque de atención sobre desviaciones normativas, cambios lingüísticos, expresiones de moda y nuestra capacidad de acogida de palabras procedentes de otras lenguas.

Mª Ángeles Sastre

Profesora de Lengua Española en la Universidad de Valladolid. Me llama la atención cómo habla la gente, cómo escribe, cómo dice sin decir, cómo maquilla lo que dice, cómo transgrede con el lenguaje, cómo nos dejamos engañar por los políticos. Leo la letra pequeña en la publicidad y los periódicos de pe a pa. Y encuentro de todo.

Verbos con dos participios

La característica formal de los participios regulares es la terminación en -do (-ado para los verbos de la primera conjugación e -ido para los verbos de la segunda y tercera conjugaciones).

Los participios irregulares presentan las formas -to, -so y -cho en las terminaciones: de decir, dicho (y no decido); de hacer, hecho (y no hacido); de abrir, abierto (y no abrido); de romper, roto (y no rompido); de poner, puesto (y no ponido); etcétera. 

De ahí esa ‘regla’ de los manuales de ortografía escolares, que muchos de ustedes recordarán, que decía que la letra a se escribe con hache cuando la palabra que le sigue termina en -ado, -ido, -to, -so y -cho, regla que resultaba muy práctica y era muy segura cuando la palabra en cuestión era un participio, pero no en otros casos. De los años de la escuela recuerdo muy bien que al revisar la ortografía en una redacción puse una hache ante la a en sabe a bizcocho a pesar de que me sonaba fatal por empecinarme en aplicar la susodicha ‘regla’. ¡Ojalá me hubiera fiado de mi instinto! Años después, ya en Bachillerato, me sorprendió (me hizo daño a la vista, como se dice coloquialmente) el titular de la noticia en un periódico nacional: «Tierra española ha de acoger ha Machado», recorte que todavía conservo entre mis papeles y que he mostrado en ocasiones a mis estudiantes. Se refería, claro está, a Antonio Machado, cuyos restos reposan en el cementerio de Collioure (Francia).

El participio tiene rasgos comunes con los adjetivos y con los verbos. Como verbo, inmovilizado en la forma masculina singular, se utiliza para la formación de los tiempos compuestos seguido del auxiliar haber, aunque no es esta la única función que desempeña.

Hay unos cuantos verbos (alrededor de setenta) que, junto al participio regular (o débil) poseen otro fuerte. Compo ejemplos, atender (atendido y atento), abstraer (abstraído y abstracto), bendecir (bendecido y bendito), convencer (convencido y convicto), corregir (corregido y correcto), despertar (despertado y despierto), difundir (difundido y difuso), elegir (elegido y electo), eximir (eximido y exento), freír (freído y frito), imprimir (imprimido e impreso), insertar (insertado e inserto), hartar (hartado y harto), manifestar (manifestado y manifiesto), proveer (proveído y provisto), prender (prendido y preso), recluir (recluido y recluso), soltar (soltado y suelto), sujetar (sujetado y sujeto), sustituir (sustituido y sustituto), teñir (teñido y tinto) y torcer (torcido y tuerto).

¿Son equivalentes los dos tipos de participio?, es decir, ¿pueden intercambiarse o usarse indistintamente? La respuesta es no salvo en unos pocos casos, que veremos a continuación.

La forma débil (la primera en los ejemplos presentados) funciona siempre como verbo. Es la que ha de utilizarse en los tiempos compuestos, en la pasiva con ser, en algunas perífrasis verbales resultativas con tener o llevar más participio y en construcciones absolutas. La forma fuerte, por el contrario, funciona solo como adjetivo, es decir, no puede formar tiempos compuestos ni voz pasiva. 

Es incorrecto, por tanto, el uso de la forma fuerte del participio para formar los tiempos compuestos. No podemos decir El profesor nos ha atento con amabilidad (sino nos ha atendido); Me has convicto (sino me has convencido); El perro se ha suelto de la cadena (sino se ha soltado). Solamente tres verbos, en español actual, son excepcionales (en el sentido de que forman excepción de la regla): freír, imprimir y proveer (¡ojo! no prever), porque se produce vacilación el el uso de los participios.

En el caso de proveer, las dos formas (proveído y provisto) se utilizan indistintamente en la formación de los tiempos compuestos (he proveído / he provisto) y de la pasiva (es proveído / es provisto), así como en función adjetiva (los alimentos proveídos estaban en mal estado / los alimentos provistos estaban en mal estado). Del uso mayoritario de la forma provisto da cuenta el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la RAE: 1.598 casos frente a las 44 apariciones de proveído.

Un poco distinto es el caso de freír, donde son intercambiables las formas freído y frito en su uso como verbo (aunque hoy es más frecuente la forma frito). Como adjetivo solo se usa la forma frito (una bolsa de patatas fritas y no una bolsa de patatas freídas).

También hay vacilación en los usos de los participios del verbo imprimir. Como verbo son aceptables las dos formas (imprimido e impreso), aunque la inclinación mayoritaria en España es a utilizar la forma impreso. Como adjetivo se prefiere la forma impreso (una imagen impresa frente a una imagen imprimida).

La tendencia, si nos atenemos a los datos, es a la desaparición de las formas proveído, freído e imprimido en favor de provisto, frito e impreso. No obstante, quien desee utilizar los dos tipos de participio –no nos olvidemos de que todavía son usos correctos– debería, en mi opinión, seleccionar las formas débiles (proveído, freído e imprimido) para los usos verbales; y las formas fuertes (provisto, frito e impreso) como usos adjetivos, siguiendo el patrón regular del resto de los verbos con dos participios.