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28 Feb 2019
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Un toque de atención sobre desviaciones normativas, cambios lingüísticos, expresiones de moda y nuestra capacidad de acogida de palabras procedentes de otras lenguas.

Mª Ángeles Sastre

Profesora de Lengua Española en la Universidad de Valladolid. Me llama la atención cómo habla la gente, cómo escribe, cómo dice sin decir, cómo maquilla lo que dice, cómo transgrede con el lenguaje, cómo nos dejamos engañar por los políticos. Leo la letra pequeña en la publicidad y los periódicos de pe a pa. Y encuentro de todo.

«Preveer» no existe

Entre las acepciones del verbo prever los diccionarios registran las siguientes: a) ver con anticipación que va a ocurrir algo; b) anticipar, pronosticar o suponer a través de señales una cosa que va a ocurrir; y c) considerar que va a ocurrir algo y tomar las medidas necesarias para hacer frente a ello y disminuir los efectos negativos.

Este verbo se conjuga como ver: el infinitivo no es preveer sino prever; el gerundio es previendo (y no preveyendo) y el participio es previsto (y no preveído). Y así con el resto de las formas.

Diremos entonces que Los comerciantes prevén que las ventas bajarán, que El negocio salió mal porque no habían previsto las pérdidas, que Las reservas en los hoteles para Semana Santa hacen prever un éxodo turístico, que El Ministerio de Sanidad está previendo las necesidades de vacunas para el caso de posible epidemia y que Pasaron por el estadio bastantes más aficionados de los que cabía prever.

Aunque esto lo sabemos, es muy común decir o escribir (y leer u oír si somos los receptores del mensaje) preveer en vez de prever y son constantes las vacilaciones entre las formas de este verbo, tanto en intervenciones orales como en textos escritos e incluso entre hablantes cultos. Y no se libran los profesionales de la comunicación (periodistas y locutores) a pesar de las constantes llamadas de atención y de las recomendaciones de los manuales de estilo de sus respectivos medios, de los diccionarios y de las gramáticas normativas. Preveer es un verbo –muy difundido, eso sí– que no existe en español.

Una de las razones que se aducen para intentar explicar esta incorrección (el uso de preveer por prever) es su parecido formal con proveer. La semejanza formal, fónica o etimológica entre palabras es el origen de muchas impropiedades léxicas. Prever y proveer son vocablos parónimos y no debe resultar extraño que, por analogía, se produzcan cruces entre las formas de la conjugación de estos dos verbos. Pero una cosa es que una incorrección tenga una explicación y otra muy distinta persistir en los usos incorrectos cuando se conocen las reglas. Y en este caso la regla es muy clara: el verbo preveer no existe; conjúguese prever como ver.

Amando de Miguel, en su libro La perversión del lenguaje tomaba este asunto con ironía y resignación: «Tengo visto muchas veces en los exámenes de los alumnos el curioso verbo preveer, que nunca ha existido en castellano. Es posible que exista, pues esos alumnos se licencian, y aun se doctoran, y llegan algunos a puestos de cierta preeminencia, y siguen conjugando ese divertido verbo. Hacen declaraciones y se someten a entrevistas. Llegan a altos cargos y siguen diciendo preveer, e incluso preveyó, cada vez con mayor aplomo. Estoy resignado. Habrá que incluir el verbicidio en los diccionarios del próximo milenio. En realidad, se trata de un híbrido de proveer y prevenir. Con lo fácil que resulta prever, para que acabemos todos preveyendo».

Hasta aquí, la forma. En cuanto al contenido, constituye una impropiedad léxica utilizar el verbo prever cuando el sujeto es ley, decreto, orden, proyecto de ley, real decreto, decreto ley, etc., como en La ley prevé la adopción de una serie de medidas, La ley prevé una pena de prisión que puede oscilar entre uno y diez años o La ley prevé audiencias cada seis meses. Las leyes disponen, establecen, estipulan, mandan u ordenan, pero no prevén nada. Igualmente son impropiedades léxicas los grupos sintácticos las medidas previstas por la ley, una pena de prisión prevista por la ley o una audiencia prevista por la ley. Habrá que decir medidas, penas de prisión o audiencias dispuestas, establecidas, estipuladas u ordenadas por la ley.

Este verbo tampoco es sinónimo de prevenir en el sentido de ‘tomar precauciones o medidas por adelantado para evitar un daño, un riesgo o un peligro’ y, por extensión, ‘evitar que se materialice un hecho negativo o perjudicial’, como en Lo más barato es prevenir los problemas de salud; Algunas enfermedades se pueden prevenir; Con la administración de vacunas se previenen dos millones de muertes de niños al año; Una terapia genética podría prevenir la calvicie; Hay programas sociales para prevenir el consumo de drogas. Obviamente, se pueden prever problemas de salud, enfermedades, muertes, la calvicie y el consumo de drogas, pero prever algo es esperar o temer que se presente o suponer que va a producirse, mientras que prevenirlo es tomar precauciones. Por eso, en estos ejemplos, utilizar prever en vez de prevenir, si nos referimos a tomar medidas por adelantado, es otro caso de impropiedad léxica.