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19 Nov 2018
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Un toque de atención sobre desviaciones normativas, cambios lingüísticos, expresiones de moda y nuestra capacidad de acogida de palabras procedentes de otras lenguas.

Mª Ángeles Sastre

Profesora de Lengua Española en la Universidad de Valladolid. Me llama la atención cómo habla la gente, cómo escribe, cómo dice sin decir, cómo maquilla lo que dice, cómo transgrede con el lenguaje, cómo nos dejamos engañar por los políticos. Leo la letra pequeña en la publicidad y los periódicos de pe a pa. Y encuentro de todo.

‘Adolecer’ no siempre es ‘carecer’

Es bastante frecuente, tanto en la producción oral como en la escrita, el uso del verbo ‘adolecer’ por ‘carecer’. Si nos atenemos a la información que proporciona el Diccionario de la lengua española, de la RAE, se trataría de un caso de impropiedad léxica.

‘Adolecer’ tiene tres significados en la actualidad: a) caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual; b) tener o padecer algún defecto y c) compadecerse o sentir lástima (usado como pronominal en esta acepción). ‘Carecer’ significa no tener alguna cosa, estar sin algo o tener falta de algo. Ambos verbos exigen complementos precedidos de la preposición ‘de’ que expresen la dolencia (Adolece de insomnio), el defecto (El ordenador adolece de serios defectos del sistema) o de lo que se siente lástima (Nos adolecemos de vuestra situación financiera), en el primer caso; y de lo que se carece (Carece de las normas más elementales de convivencia), en el segundo.

Claro está que la ‘confusión’ entre estos dos verbos está relacionada con el segundo significado de ‘adolecer’ (tener o padecer algún defecto): teóricamente no se puede adolecer de algo considerado como positivo. Por eso, cuando el complemento de ‘adolecer’ no es un defecto, carencia, imperfección o vicio, resulta más apropiado utilizar ‘carecer’.

Ejemplos como que una investigación adolece de rigor (cuando lo deseable es que una investigación sea rigurosa), que un pueblo adolece de escuela (algo positivo, creo, para un pueblo), que un partido político adolece de organización, que un hospital adolece de los servicios necesarios, que un profesor adolece de conocimientos sobre el tema que explica, etc., serían ejemplos de impropiedad léxica a la luz de los significados del verbo ‘adolecer’ que registra el diccionario académico y sería más preciso usar el verbo ‘carecer’.

«Es impropio utilizar este verbo con el significado de ‘carecer’», dice el Diccionario panhispánico de dudas, de la RAE. Una recomendación que he seguido a rajatabla y que he enseñado en mis clases. Si por casualidad manejan el Diccionario del español actual (2.ª ed., 2011), de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, un diccionario de nueva planta que registra el léxico vivo de nuestra lengua en España sirviéndose exclusivamente de una base documental, verán que, además, ‘adolecer’, precedido de la marca ‘semiculto’, significa ‘carecer de algo’. Cuando esta marca precede a una acepción, hay que entender que es un uso rechazado como incorrecto o impropio por los hablantes cultos, aunque goce de cierta difusión en la lengua escrita y hablada.

No hay que empeñarse en utilizar a toda costa el verbo ‘adolecer’ ni pensar que es más culto. Los ejemplos anteriores quedarían mejor así: La investigación carece de rigor (o adolece de falta de rigor); El pueblo carece de escuela, no tiene escuela (o adolece de falta de escuela); El partido político carece de organización (o adolece de falta de organización); El hospital carece de los servicios necesarios (o adolece de falta de los servicios necesarios); El profesor carece de conocimientos, no tiene conocimientos (o adolece de falta de conocimientos sobre el tema que explica).