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24 Abr 2019
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Un toque de atención sobre desviaciones normativas, cambios lingüísticos, expresiones de moda y nuestra capacidad de acogida de palabras procedentes de otras lenguas.

Mª Ángeles Sastre

Profesora de Lengua Española en la Universidad de Valladolid. Me llama la atención cómo habla la gente, cómo escribe, cómo dice sin decir, cómo maquilla lo que dice, cómo transgrede con el lenguaje, cómo nos dejamos engañar por los políticos. Leo la letra pequeña en la publicidad y los periódicos de pe a pa. Y encuentro de todo.

El separador de millares: un problema y una solución

La representación de los números puede realizarse a través de palabras (denominadas numerales), a través de la numeración romana (heredada de la civilización romana) o a través de la numeración arábiga (que fue introducida en Europa por los árabes y que sustituyó a la numeración romana).

En la numeración arábiga las cifras que componen un número se escriben seguidas, pero es costumbre dividir en grupos las cifras que representan números elevados para que su lectura e interpretación resulte más fácil.

Cuando un número tiene más de cuatro cifras, la normativa internacional disponía la posibilidad de que fueran agrupadas de tres en tres comenzando por la derecha y separando los bloques por punto o por coma, según las zonas. En España los separamos con un punto y reservamos la coma para separar los decimales; en el ámbito anglosajón, por ejemplo, ocurre al revés: usan la coma para separar los enteros y el punto para los decimales. Esta decisión ha supuesto problemas de interpretación: una cifra como 23.567 se interpreta en unos lugares como veintitrés mil quinientos sesenta y siete y en otros como veintitrés unidades con quinientas sesenta y siete milésimas. Imaginen las consecuencias de estas diferentes interpretaciones en el ámbito de los intercambios comerciales internacionales. Además, en lo que respecta al ámbito hispánico, no todos los países hispanoamericanos usan la misma convención en cuanto al punto o la coma decimales, lo que aumenta la confusión.

Para solventar este problema, la Oficina Internacional de Pesos y Medidas estableció un uso común: el espacio en blanco como separador de los grupos de tres dígitos en los números de más de cuatro cifras. Así, la cifra anterior se escribe 23 567. De esta indicación se hizo eco la RAE. En el Diccionario panhispánico de dudas (2005) leemos: «Al escribir números de más de cuatro cifras, se agruparán estas de tres en tres, empezando por la derecha, y separando los grupos por espacios en blanco: 8 327 451 (y no por puntos o comas, como, dependiendo de las zonas, se hacía hasta ahora». En la Ortografía de la lengua española (2010) se advierte a los usuarios de que «no deben utilizarse ni el punto ni la coma para separar los grupos de tres dígitos en la parte entera de un número. Para ello solo se admite hoy el uso de un pequeño espacio en blanco».

Este «pequeño espacio en blanco» les supone a los usuarios más de un quebradero de cabeza. Obviamente, en la escritura a mano quien escribe decide dejar un espacio separador mayor o menor. La escritura manuscrita, al fin y al cabo, ha quedado relegada a tareas escolares, personales (tipo anotaciones o similares) o a algunas comunicaciones privadas (como cartas o tarjetas postales). Hoy el uso del ordenador forma parte de las actividades cotidianas de un número cada vez mayor de personas y en los procesadores de textos al uso no suelen contemplar un espacio separador menor o más fino. Este hecho favorece que siga usándose el punto, haciendo caso omiso a la advertencia académica.

En mi opinión, el problema no reside en si el espacio entre las cifras es más o menos fino, sino en lo que puede suceder cuando el margen derecho está justificado y el número (una vez separados los grupos de tres con espacio) queda dividido entre el segmento final de un renglón y el inicial del renglón siguiente. Si no se adopta una determinada estrategia, el número puede aparecer en dos líneas, algo que no favorece precisamente la adecuada interpretación dado que estamos acostumbrados a que las cifras que lo componen aparezcan seguidas.

¿Cómo solventar esto? Haciendo uso del espacio unificador o espacio de no separación. El procesador de textos Word ha reservado una combinación de teclas para este fin: control + mayúscula + barra espaciadora. Esta combinación garantiza que todas las cifras que componen un número largo (más de cuatro cifras) queden en la misma línea. Lo deseable sería una combinación de espacio unificador y que este espacio unificador fuera menor.