PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

18 Feb 2019
Compartir

Un toque de atención sobre desviaciones normativas, cambios lingüísticos, expresiones de moda y nuestra capacidad de acogida de palabras procedentes de otras lenguas.

Mª Ángeles Sastre

Profesora de Lengua Española en la Universidad de Valladolid. Me llama la atención cómo habla la gente, cómo escribe, cómo dice sin decir, cómo maquilla lo que dice, cómo transgrede con el lenguaje, cómo nos dejamos engañar por los políticos. Leo la letra pequeña en la publicidad y los periódicos de pe a pa. Y encuentro de todo.

Junto y separado: ‘tutía’ y ‘tu tía’

La expresión no hay tutía (o no hay tu tía) se usa en sentido figurado para referirse a la dificultad o imposibilidad de realizar o conseguir algo o a que algo tiene difícil y complicada explicación.

Decimos: Se lo he dicho un montón de veces, pero no hay tutía, no cambia de idea o Hemos probado de una u otra forma pero no hay tu tía: el GPS pasa de nosotros. Funciona como equivalente de ‘no hay remedio’, ‘no hay manera’ o ‘imposible’.

Lo que me llama la atención en esta locución verbal no es el significado ni el contexto de uso, sino un cambio ortográfico reciente: lo correcto hasta la 22.ª edición del diccionario académico era que tutía apareciera escrito junto y no separado; y desde 2014 (el año de publicación de la 23.ª edición), puede escribirse tanto junto como separado (no hay tutía y no hay tu tía).

Tutía es una variante de atutía, que procede del árabe hispánico attutíyya, que designaba un ungüento medicinal hecho con atutía u óxido de cinc. En la medicina antigua, el hollín que resultaba de la fundición y purificación del cobre (óxido de cinc) era procesado para transformarlo en ungüento. Este ungüento, al que se le atribuían excepcionales virtudes curativas en los tratamientos de las enfermedades oculares, se conocía como tutía o atutía.

El prestigio de este compuesto fue tal que se convirtió en una especie de panacea o remedio para curar todas las enfermedades. Y la lengua acuñó esta expresión, que, en origen, vendría a significar algo así como ‘no hay remedio’. La palabra remedio habría que entenderla aquí como el elemento o el producto que sirve para mejorar o aliviar una enfermedad o alguno de sus síntomas.

El hecho de que la palabra tutía (o atutía) no se use en español actual ha favorecido la interpretación –errónea– de esta expresión. Por eso no es de extrañar que aparezca escrita no hay tu tía con tanta frecuencia, como si en realidad se tratara de la tía de alguien, para dar a entender a alguien que no debe tener esperanza de conseguir lo que desea o de evitar lo que teme.

El Diccionario de la lengua española, de la RAE, en su última edición (23.ª edición, 2014), se hace eco de esta realidad y bajo la entrada tía1 registra la expresión no hay tu tía e indica que es una «falsa separación de no hay tutía, en el sentido figurado de ‘no hay remedio’, porque la tutía se empleaba con fines medicinales».