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08 Nov 2021
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

La dificultad de desoír lo oído

Durante la investigación policial es común que se intercepten llamadas entre los delincuentes para ser utilizadas después como prueba en juicio, pero muchas veces esas llamadas son de muy mala calidad, ya sea porque tienen muchos ruidos, porque se entrecorta la señal, porque hablan muchos a la vez o por otros motivos, como puede ser que se hablen distintas lenguas o que la grabación sea muy larga. En algunos casos el juez solicita la transcripción de ese audio, y entonces empiezan los problemas.

En muchos casos son los propios agentes los que hacen las transcripciones. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos los agentes no son lingüistas expertos en transcripciones y, además, pueden estar condicionados por el proceso de investigación. Más veces de las que se pueda pensar, se dejan llevar por aquello que creen haber oído después de escuchar varias veces una grabación. Para evitar sesgos, un experto debería realizar un análisis acústico, en el que se pueden observar con minuciosidad los distintos sonidos y, así, obtener resultados más allá de los basados en su percepción y en el conocimiento que tiene sobre el caso.

Aunque parezca que las transcripciones solo pueden ser una herramienta de apoyo, no es así: pueden llegar a ser una prueba pericial más. Imagina que una transcripción con errores llega a manos de un juez y este no la cuestiona. Si los errores, por ejemplo, ponen en boca del investigado palabras inculpatorias que realmente nunca pronunció, esto puede ser gravísimo… y muy difícil de corregir. Se han documentado numerosos casos en que esto ocurrió y la transcripción era la principal prueba que inculpaba al investigado. Por suerte, en más de uno finalmente se contactó con un lingüista que pudo demostrar que la transcripción no era fiel a la grabación y se llegó a un veredicto exculpatorio.

Hay estudios que demuestran que, si exponemos a distintas personas a la misma grabación y les entregamos transcripciones diferentes, afirmarán haber oído lo que se incluye en la transcripción que han leído mientras escuchaban. (Prueba a desoír en el minuto 1:38 «Tú quieres una manzana» en la canción Billie Jean de Michael Jackson   cuando el verso real dice «The kid is not my son»). Por eso, en países como Gran Bretaña y Estados Unidos, en muchos contextos judiciales no se aceptan transcripciones hechas «a oreja», basadas únicamente en la percepción, por muy experto que sea el oyente. Si necesitas una transcripción, asegúrate de contar con un lingüista experto en transcripciones forenses.