PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

25 Sep 2022
Compartir

Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Tú, has vuelto, de Sara de Ibáñez

Dame la mano ángel
sin heridas.
Piedra, dame tu esquivo corazón sin arrugas.
Nube, dame tu rostro de repentina fruta.

Hermanos, sostenedme
la alegría.
Temo que la ceniza me invada de repente.
Voy a caer sin sangre, van a volar mis sienes.

Pasas una larga rosa
por mis hombros.
Un mar adolescente me riza los cabellos.
Mis pies tocan apenas las cúpulas del viento.

Hermanos, rodeadme
porque temo
que mis ojos se alejen como trompos de niebla
o que sobre mi pecho se derrame la tierra.

Ángel sin duelo, dame
tu sonrisa.
Corroboradme hermanos para que yo no encuentre
sino andando a través de sus ojos a la muerte.

Autores tan diversos como Pablo Neruda, Octavio Paz o Gabriela Mistral elogiaron, admiraron y recomendaron la obra de Sara de Ibáñez (1909-1971), la poeta uruguaya que hoy os traigo. El mexicano Paz se refería a ella como la Gran Sara. Poeta fue también su marido, Roberto Ibáñez, del que toma su apellido (se llamaba Sara Iglesias Casadal), y escritoras las tres hijas de la pareja: Ulalume, Soleika y Solveig. A las tres les pusieron nombres literarios: el primero es el título de un poema de Edgar Allan Poe; el tercero, el personaje central del Peer Gynt de Henrik Ibsen. 

La suya es una poesía a veces tan hermética que solo ha sido apreciada por una minorías de lectores. Los críticos ven en ella una manifestación del experimentalismo y las vanguardias de la segunda y tercera décadas del siglo pasado construida desde la herencia del simbolismo francés. A algunos de los más ilustres simbolistas, como Stéphane Mallarmé y Arthur Rimbaud, dedica algunos de sus poemas. 

Muchos de sus poemas son de versos sin rima, sin estrofa convencional, sin pauta formal previa. Pero dominaba y frecuentaba tanto esas técnicas de las vanguardias como las estrofas tradicionales: la décima, el soneto, la lira y ¡hasta la octava real, casi desaparecida en la poesía en español desde los Siglos de Oro! A los siglos áureos, y en concreto a sor Juana Inés de la Cruz, le recuerda Sara de Ibáñez a Octavio Paz.  

El amor, la muerte, la angustia de la existencia, el desamparo son algunos de sus temas poéticos más frecuentes. Este su Tú, has vuelto yo lo digo y lo siento así: