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27 Dic 2020
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Tras un amoroso lance. Juan de la Cruz

Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto
volé tan alto tan alto
que le di a la caza alcance.

Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino
tanto volar me convino
que de vista me perdiese;
y con todo, en este trance,
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto subía,
deslumbróseme la vista;
y la más fuerte conquista
en oscuro se hacía;
mas, por ser de amor el lance,
di un ciego y oscuro salto
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba.
Dije: No habrá quien alcance.
Abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza de cielo
tanto alcanza cuanto espera;
esperé solo este lance,
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Este es uno de los más excelsos poemas de amor a lo divino de san Juan de la Cruz (1542-1591), cumbre de la mística española y fuente inspiradora de poetas tan diversos como Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, el francés Paul Valéry o el británico-estadounidense T.S. Eliot. Cumbre de la mística en la que confluyen tres grandes corrientes líricas: la de la tradición bíblica del Cantar de los Cantares, la popular castellana del primer Renacimiento y culta italianizante que en eso años comienza a recorrer Europa.

Nacido en Fontiveros (Ávila) como Juan de Yepes Álvarez, estudió con los jesuitas y profesó después con los carmelitas, primero como Juan de San Matías y después como Juan de la Cruz. Amigo de Teresa de Ávila, luego santa Teresa, fundó con ella el primer convento de carmelitas descalzos. La reforma de la orden y las controversias con la rama de los calzados dieron con él en la cárcel, en la fuga de prisión y en ser destituido de todos sus cargos. Al cabo de los años, de muchos años, en su canonización.

Además de una honda espiritualidad, muchos de sus poemas rezuman sensualidad y erotismo. Cántico («¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido?»…), Canciones del alma («En una noche oscura / con ansias en amores inflamada / ¡oh dichosa ventura!»…) o este poema que hoy os traigo son de los más bellos en castellano de todos los tiempos, de las piezas más delicadas y sentidas. Yo siento este último así: