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03 Oct 2021
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

No tires las cartas de amor, de Joan Margarit

Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.

Arquitecto de formación y de profesión, y profesor muchos años de cálculo de estructuras, Joan Margarit (1938-2021) es uno de nuestros más grandes poetas contemporáneos, si bien también uno de los más tardíos en lograr la fama y el reconocimiento popular y académico que merecía. El Premio Cervantes, en 2019 -yo fui ese año miembro del jurado, con, entre otros, sus predecesores en el galardón Ida Vitale y Sergio Ramírez; fue este, el narrador nicaragüense, quien con tesón nos convenció al resto de la idoneidad de su candidatura-, multiplicó el número de sus seguidores y su éxito popular. Murió sin poder disfrutarlo del todo.

Margarit es poeta bilingüe, en catalán y en castellano. No traducía sus poemas de una a otra lengua, o de otra a una. Los creaba en una y los volvía a crear en la otra. Al principio, escribía y publicaba sólo en en castellano. Desde 1980, también en su lengua materna, el catalán. «Me ahoga el castellano, aunque nunca lo odié. / Él no tiene la culpa de su fuerza / y menos todavía de mi debilidad», dice uno de sus poemas, Dignidad.

La suya es una poesía de amor y de desamor, del miedo a envejecer, de pasiones humanas y de sensualidad, y también de los versos como un mecanismo de salvación. «La tarea del poeta, igual que la de arquitecto, consiste en construir una estructura sólida», decía. Un poema, en su opinión, tenía que conseguir la solidez con el menor número de palabras y «de esta exactitud viene su poder de consolación». Pocos meses antes de morir, en una entrevista en Archiletras, nos explicó su poética, de algún modo se nos desnudó: «La poesía es actualmente la única herramienta poderosa de consuelo que tenemos, junto con la música. Cuando digo la única no quiero decir que sea un consuelo mayestático. Es muy poca cosa, pero es que no tenemos más. ¿Qué se ha inventado para apaciguarte? Se han inventado las artes. Las artes son esto. El resto son distracciones». Os recomiendo, y mucho, la entrevista. La hallaréis completa aquí.

El poema seleccionado es uno de los más célebres del autor. Lo encontrarás en la red en muchas ocasiones con un verso más. Con el título, «No tires las cartas de amor», convertido en el primer verso. No es así. Tanto en el sitio web oficial del poeta como en sus libros impresos (tengo delante Todos los poemas (1975-2015), Austral, 2018), el poema empieza en «Ellas no te abandonarán…»,

Con trece o con catorce versos, el poema es maravilloso, sublime, antológico. Yo lo siento y lo digo así: