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26 Mar 2023
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Amor y dolor, en un poema de Miguel Hernández

Este próximo martes se cumplen 81 años de la muerte de Miguel Hernández, uno de los grandes poetas en español del pasado siglo. Silenciado durante la larga dictadura franquista, en cuyas cárceles políticas penó y falleció, su figura ha ido creciendo después hasta convertirse en uno de los principales referentes de nuestra lírica de todos los tiempos, no sólo de su tiempo. 

Hernández falleció en la enfermería de la prisión de Alicante a las 5.32 de la mañana del 28 de marzo de 1942. Tenía tan solo treinta y un años de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos. «No lo sé. Fue sin música. / Tus grandes ojos azules / abiertos se quedaron bajo el vacío ignorante (…)», escribió su amigo Vicente Aleixandre.
 

De Hernández os traje aquí, en una de las primeras entregas de este blog, hace ya casi tres años, un poema bellísimo que aunque no está entre los más conocidos del oriolano sí es uno de mis preferidos. Es un poema de amor y de dolor, de pasión y de desengaño, de ilusión y de frustración, de alegría contenida y poca y de tristeza infinita. 

Estaba incluido en su Cancionero y romancero de ausencias, su último poemario, inacabado por su muerte y publicado póstumamente en Buenos Aires. A ese mismo libro pertenecen otros poemas más divulgados: Nanas de la cebolla, Llegó con tres heridas, Menos tu vientre, Hijo de la luz y de la sombra… 

Nuestro poema de hoy comienza con esta plástica y desasosegante metáfora:

El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.

Acaba con dos versos devastadores.

El texto íntegro del poema y mi comentario, aquí.