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21 Dic 2018
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Letraherido (hay que decirlo más)

‘Letraherido’, del catalán ‘lletraferit’, es una de esas palabras que dicen más de lo que realmente significan.

Según el Diccionario de uso del español, de Seco, Andrés y Ramos, letraherido apenas significa ‘aficionado a las letras o a la lectura’, aunque sugiera un cariz más dramático, poético incluso. No sé a vosotros, pero a mí letraherido me suena más a Larra o a Rosalía de Castro que, por ejemplo, a Ana Rosa Quintana. Me suena más al acto de escribir como algo inevitable, como un virus letal que te corrompe y te condena y te hace sufrir si bien no encuentras la palabra precisa (o se te enquista el verso y supura en la tráquea cuando no consigues traducirlo al papel). Yo he sufrido algo semejante muchas veces. Y a la contra, me he sentido henchido y feliz cuando las musas se empadronan en mis dedos y tecleo sin control y sin noción del tiempo o del espacio. Hay una expresión que usaba con frecuencia Gabriel García Márquez y lo define a la perfección: ‘Mordido por la literatura’. 

Sin embargo, cuando hablo de libros, de escribir, con usuarios de mi taxi (a veces son charlas de gran calado íntimo), no me atrevo a emplear la palabra letraherido aunque encaje con lo que intento decir. A pesar de los pesares, la palabra suena cursi y no procede por culpa del contexto: ¿un tipo alto y fornido, al volante de un taxi, conduciendo por una ciudad a veces hostil, prebélica, confesándose letraherido ante un perfecto desconocido? No lo veo. Tiendo a reprimirme y, al final, siempre gana la batalla la carcasa que me habita. Y al hilo de esto no puedo evitar preguntarme cuántas otras palabras procuro no pronunciar por motivos semejantes, o cuántas he desterrado al spam de mi memoria: me viene a la mente ‘zozobra’, me viene a la mente ‘alma’ (no recuerdo haber pronunciado nunca esa palabra en mi taxi), me viene a la mente ‘vacío’ (existencial), me viene a la mente ‘amor’ (fijaos bien: no hay palabra más importante y conciliadora y sin embargo tendemos a evitarla, o a buscar sinónimos más suaves), me viene a la mente ‘muerte’ (en su vertiente literal), me viene a la mente ‘feliz’ o ‘felicidad’ (qué desastre), me viene a la mente ‘cobarde’ (lo soy). Tacos, eso sí, suelto bastantes.