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18 Ene 2019
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

El lenguaje patrocinado

Ya nadie dice “escríbeme”, sino “mándame un whatsapp”.

Y en las series americanas más recientes, el protagonista ya no pide un taxi sino “un Uber”, o emplea términos como “googlear” para buscar dudas, “hacer un Skype” refiriéndose a una videoconferencia, o se dedica a hacer fotos para su «Instagram». 

Son recursos de guion que sirven para reforzar el contexto temporal de la historia con el fin de atraer al público más joven y, por analogía, una de las principales diferencias lingüísticas respecto a los guiones de hace cinco o más años. Huelga decir que el guion audiovisual responde a un lenguaje de la calle algo más refinado (yo en mi taxi no hablo así; nadie lo hace) pero no deja de ser un reflejo del nuevo orden lingüístico mundial; un nuevo orden basado en el uso recurrente de marcas o de corporaciones privadas que han conseguido «colarse» con total naturalidad en nuestras charlas domésticas. 

De modo que, sin querer, nos hemos convertido en comerciales de esas grandes corporaciones. Y gratis.

(Nota: ¿Crees que exagero? Escúchate. Analiza cuántas marcas nombras sin querer al cabo del día. Anótalas en el iPhone o en tu Mac y luego me lo mandas por Gmail o me escribes un WhatsApp).