PATROCINADORES
INSTITUCIONES
Junta castilla
jcm

Archiletras

25 Jun 2019
Compartir

Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Helarte de escribir

Me gusta pensar que escribir es forzar la puerta del alma, y que el boli es la ganzúa.

Hay que echarle valor para meterse dentro, aunque a veces el hedor no es soportable y todo está revuelto, como si antes de ti ya hubiera entrado alguien (ojalá ella, ojalá). Y en estas tienes dos opciones: o bien ordenar tu interior primero, o escribir a vuelapluma. Yo soy más de lo segundo y es jodido. Es jodido y a la vez reconfortante. A menudo el desorden esconde un orden lógico, y escribir equivale a numerar puntos para unirlos después formando dibujos que te sorprenderán, como aquel juego de niños. Mis puntos suelen formar taxis, y gente distinta entrando y saliendo: mi madre, mi hija, mi mujer, o un señor de Murcia representando la muerte.

Pero también la escritura puede hacer las veces de divertimento sin dobles sentidos, ni afán mayor que entretener incluso al propio escribiente. Puede convertir vidas insulsas en auténticas leyendas, o hacerte vivir experiencias impensables en el sopor de tu vida ordinaria: si consideras a esa chica inalcanzable, escribe sobre ella (me refiero a escribir acerca de ella, no literalmente encima: eso sería delito). Hazte valedor de sus ficciones (de sus fricciones, también); moldea el destino a tu antojo.

Y si hace calor y tienes calor, descríbete al volante de un taxi en Siberia.

Disfruta del arte de helarte a través de la escritura.