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17 Mar 2023
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Un amor extranjero

…y  en estas me giro y choco así, cara a cara, con un pibón impresionante que venía de frente. El caso es que la tía llevaba en la mano un cubata y, pum, me echó el cubata entero encima. Literal…

…la camiseta toa empapada, nano. Y ella que si sorry sorry, era extranjera, y yo que si no pasa nada… y va y saca del bolso un paquete de clínex y empieza a limpiarme todo el pecho, la manga… y yo: que no te preocupes, tía, que estamos de fiesta. Ya se secará. Se lo decía así con gestos, porque yo no hablo ni papa de inglés y ella no hablaba español. Y en estas le hago señas para que se acerque conmigo a la barra y pida al camarero lo que estuviera tomando, y la tía va y se viene conmigo. Le dice al camarero no sé qué, yo pido una copa, nos sirve, y en estas la miro, me mira, y te juro que parecía un ángel. ¡Qué carita! Lindísima, nano. Rubia, ojos azules. Super nórdica; pero de esas que salen en las revistas, ya me entiendes. Aunque eso sí, la tía iba bastante borracha. Pero mucho. Bueno, pues va y me dice: «I´m Betty» y me da la mano. ¡La mano! Y yo le digo, no no, aquí «in Spain» nos damos «tu kises» señalando las mejillas y, ni corta ni perezosa, me da primero un beso en este lado, y luego otro beso pero justo en la comisura, pegado a la boca, y yo, buah nano, qué subidón. Pero claro, ya te digo que la piba iba borracha y ahora con la movida esta del acoso, y todas esas cosas horribles que se escuchan por ahí, no sabía si ir a saco con ella o, no sé, darle mi Insta para que me escribiera al día siguiente ya sin el pedo. Porque ya te digo yo que la tía estaba borrachísima y me sabía mal. Y a todo esto, como te digo, no hablo ni papa de inglés. Chapurreo lo básico, yes, stop, y poco más. En fin, que la tía quería algo, eso seguro. Porque yo le hablaba en español, ella me hablaba en inglés, no nos entendíamos nada de nada, pero a ella le daba absolutamente igual. Hasta que acabó sacando el móvil y escribió con el traductor, flipa nano: «Eres muy guapo». Y a ver, para qué engañarnos, soy normalito. Ni muy guapo ni muy feo: normal. Nunca un pibón como ese me había llamado guapo así, a la cara. No sé, debí parecerle exótico, tipical spanish, o yo qué sé. Bueno, pues yo cogí su móvil y escribí: «Y tú eres un ángel». Y luego ella escribió: «Los ángeles no se emborrachan». Tenía chispa la tía y pensé que si podía escribir y estar, digamos, tan lúcida, es que no estaba tan borracha, ¿no? Pues bueno, al tema: que sí, que al final nos liamos. Pero nada sexual, ¿eh? Muy tierno todo. Y al rato sus amigas vinieron y se marchó con ellas porque salía su avión temprano o algo así. No me enteré muy bien, la verdad. Y yo me quedé con cara de idiota, súper pillado por ella. Joder… ahora sólo sé que se llama Betty y que seguramente hoy no se acordará de nada. Yo qué sé, nano. Estoy echo un lío. ¿Te puedes pillar por alguien que no habla tu idioma ni tú el suyo? Yo creo que sí, no sé… Párame ahí mismo. En ese portal. ¿Qué te debo?

—11,80€.

—Toma. Quédate con el cambio. Y perdona la chapa, nano.

—Nada. Un placer. ¡Suerte!

—Gracias. Joder. Venga, chao.