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30 Sep 2021
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Usos y análisis del lenguaje urbano a través del espejo retrovisor de mi taxi.

Daniel Díaz

Taxista, escritor y viceversa. Licenciado en charlas casuales y amante discreto del verso suelto.

Entre dos mundos

Dos no discuten si uno habla mientras el otro está pensando en detalles psicosociales de un personaje secundario de la novela en la que se encuentra trabajando.

—¿Me escuchas?

—Mmm, sí.

—Vale. ¿De qué estaba hablando?

—¿Del juego cromático que describe la encimera de la cocina cuando cae la tarde?

—¡Daniel, céntrate! Te hablaba del estor de la niña. Los estores se lavan fatal y, COMO TE ESTABA DICIENDO, es mucho más práctico poner cortinas de toda la vida. Pero claro, el color que mejor luce con el el verde oliva del sinfonier es…—(CLICK) pienso en Sandra Cabello. En detalles de su vida, a saber: trabaja de cajera en un supermercado, tiene un hijo de siete años y viven los dos solos. Nada más quedarse embarazada el padre salió por patas, pero aun así decidió seguir adelante y ser madre soltera. Bien. Los primeros años de Sandra fueron durísimos, hasta el punto de agriarle el carácter y volverse hermética, apática, fría y sumamente protectora con el crío. Pero poco a poco fue saliendo del bache: se apuntó a yoga, retomó un par de viejas amistades y empezó a probar una App llamada «Adopta un tío» para volver al mercado sentimental, aunque sigue con sus reticencias. Le da miedo no saber desenvolverse en una cita después de tantos años, o despertar viejos demonios en lo referente a su mala suerte con los hombres (CLICK)— tendrás que hacer un par de agujeros justo ahí, en la línea del tambor de la persiana, aunque no sé qué tal quedaría un poquito más arriba, ¿tú que opinas?

—Que sí. Ahí está bien.

—Bien, porque tenemos que ir a comprar la barra y yo había pensado en comprarla en blanco con apliques esféricos de…— (CLICK) ey, chss, un momento. Ahora que lo pienso… lo de Sandra Cabello tiene demasiada fuerza para un simple personaje secundario; debería suavizar su historia. Tiene la fuerza de una trama independiente, y no debería eclipsar el foco de la historia principal. ¿Pero cómo podría encajarlo todo sin que quede, digamos, impostado? Joder, joder…

—¡Joder!

—¡Qué pasa! ¿No estás de acuerdo?

—Sí, sí, perdona… Me parece perfecto. Todo ok.

—¿Vamos entonces a la tienda?

—Mmsí —(CLICK) Sandra Cabello está recién divorciada, sin hijos. Vive en una casa que heredó de sus padres. Al mudarse no cambió un puto mueble, ni el color de las paredes porque esas cosas le dan lo mismo. Está enganchada a las telenovelas y al Tinder.