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04 Sep 2023
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Reportajes

¿Por qué Filomena?

Julio Somoano

Los nombres de huracanes, tormentas y borrascas siguen un rigurosos orden alfabético. Hasta 1979 eran solo femeninos, ahora se alternan con los masculinos

El viernes 31 de diciembre de 2020, mientras los españoles hacían sus últimas compras y preparaban su primera noche de fin de año con mascarillas y sin fiestas en la calle, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), emitía un aviso oficial. Habían detectado que una potente borrasca se aproximaba a Canarias y descargaría nieve «en cotas inusualmente bajas» de la península ibérica. Faltaban ocho días y lo que se nos venía encima no tenía nombre. Por el momento.

Cinco días después, el martes 5, mientras los españoles hacían sus últimas compras y preparaban su primera noche de Reyes con mascarillas y sin cabalgatas en la calle, la agencia elevaba el episodio a categoría de aviso especial, algo que ocurre cuando existe una probabilidad alta de que suceda un fenómeno especialmente grave y extraordinario. Ese fenómeno, que se encontraba a horas de llegar a Madrid para convertirla en una estación de esquí, ya tenía nombre: Filomena.

Gran parte del país quedó cubierto por la nieve, en sitios incluso en los que nunca la habían visto. Los madrileños vieron caer copos de manera ininterrumpida durante cuarenta horas y la capital despertó, tras un largo sueño blanco, con un manto de treinta centímetros de espesor. Los árboles se desplomaron, los coches desaparecieron, la gran urbe se paró. Y, ante este fenómeno nunca visto con tanta crudeza y tanta belleza en la capital, la palabra más pronunciada, la más repetida, la palabra que más significaba era nueva en este contexto.

«¿Filomena?», nos preguntamos todos, recordando los más literarios el libro de Torrente Ballester y los más cómicos a los superdetectives de la T.I.A. creados por Bruguera. «¿Por qué Filomena?».

Filomena es la sexta borrasca que llega a España desde que comenzó la temporada de estos fenómenos, en el mes de octubre de 2020. Y por eso le ha correspondido la sexta letra del abecedario, la F. Cada año el Grupo Suroeste europeo, que está formado por la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) junto a sus homólogos francés y portugués (Météo-France e IPMA, el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera) elige los nombres con los que bautizarán a las borrascas que lleguen a lo largo de la temporada. Todos los años la organización crea una lista que va de la A a la Z, en la que se intercalan nombres masculinos y femeninos. Componen así una tabla de 21 nombres que utilizan para denominar a las borrascas y a las tormentas tropicales que irán acechando el sur de Europa desde el mes de octubre hasta el de septiembre del año siguiente. Esta vez la primera borrasca detectada fue Alex, en octubre de 2020. Y tras Alex, desfilaron por nuestras tierras Barbara, Clement, Dora, Ernest… y Filomena.

Realmente el sistema para nombrar las borrascas y tormentas tropicales a partir del abecedario es algo que se realiza en España desde hace poco, desde diciembre de 2017. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX fueron surgiendo en Europa distintas iniciativas a nivel nacional o regional para designar los distintos fenómenos, lo que llevó a que una misma borrasca pudiera ser bautizada de maneras diferentes por distintos organismos. Para evitar la confusión, en el año 2013 se creó un grupo de trabajo dentro de una institución que reúne los servicios meteorológicos europeos. En la temporada 2015-2016, el Met Office británico y el Met Éireann irlandés, que forman el Grupo Oeste, empezaron a nombrar las borrascas que producían gran impacto, basándose en la emisión de avisos naranjas de viento. Dos años después, los españoles, los franceses y los portugueses fundaron el Grupo Suroeste. En la temporada 2017-2018 nombraron nueve borrascas atlánticas y en la 2018-2019, otras trece. ¿Por qué nueve un año y trece otro? ¿Solo se producen esas borrascas cada año? No, pero los meteorólogos solo designan aquellas que pueden crear un mayor riesgo: las que pueden provocar un cambio en la vida de los ciudadanos. Como Filomena.

Las borrascas siguen la estela de los ciclones

La idea de bautizar las borrascas y las tormentas tropicales, aun así, no es ni nueva ni nuestra. Estados Unidos lanzó en 1953 el primer esquema sistematizado con el objetivo de ayudar a que se identificasen de manera automática los ciclones tropicales en los mensajes transmitidos por estaciones de radio, bases costeras y buques de guerra. Los norteamericanos se dieron cuenta de que los nombres se recordaban con más facilidad que los números o los términos técnicos.

El organismo encargado de nombrar esos ciclones es el Centro Nacional de Huracanes (NHC). Al principio, el NHC creó esta lista de nombres para los huracanes del Atlántico, pero pronto este sistema nominal fue acogido como estándar para las listas de ciclones de otras regiones del mundo. Los norteamericanos, como luego hicimos en Europa, preparan cada año una lista con la denominación que recibirán los huracanes que van surgiendo a lo largo de la temporada meteorológica. Las listas incluyen un nombre por cada letra del alfabeto, salvando la excepción de las letras Q, U, X, Y y Z por su dificultad. Hasta 1979, los nombres elegidos para las tormentas solo eran femeninos. No está clara la razón. Algunos aducen que por la tradición marítima de referirse al océano como una mujer. En cualquier caso, así fue hasta que la feminista Roxcy Bolton empezó una campaña para mostrar el desagrado de muchas mujeres, molestas por ser asociadas con el desastre de manera injustificada. Esa y otras campañas acabaron convenciendo a las autoridades de Estados Unidos de la necesidad del cambio. Desde 1979, los nombres femeninos se alternan con los masculinos.

En la actualidad, estas listas son mantenidas y actualizadas por un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial, una agencia de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza.

Esos listados mezclan denominaciones en inglés, francés y español, y se repiten cada seis años, salvo excepciones. Cuando el huracán resulta especialmente destructivo, su nombre se retira de los listados y es sustituido por uno que empiece por la misma letra. De hecho, los países gravemente afectados por un huracán pueden solicitar que no se repita la denominación para futuras tormentas durante los siguientes diez años. Sucedió con Katrina, el huracán que en 2005 dejó más de 2000 muertos a su paso por el estado norteamericano de Nueva Orleans. Para reemplazar su nombre, seis años después, en el año 2011, Katrina desapareció de la lista y fue sustituido por Katia.

¿Huracán, ciclón o tifón?

Cada año sufrimos impresionantes desastres naturales provocados por los huracanes, ciclones y tifones. ¿Cuáles debemos temer más? ¿Cuáles son más letales? ¿Para cuáles debemos estar más preparados? Debemos temerlos de la misma manera, son igual de letales y nuestra preparación debe llevarse a cabo de manera idéntica… porque son lo mismo. Son el mismo fenómeno climático: perturbaciones meteorológicas de una temperatura tropical en los océanos, lluvias torrenciales y vientos relativamente ligeros que pueden convertirse, si se mantienen esas condiciones durante un largo período de tiempo, en vientos violentos, olas de gran tamaño, lluvias fuertes e inundaciones. Una misma realidad para tres nombres que se utilizan según el lugar en el que se produzca ese hecho. Es decir, si el fenómeno se produce en los océanos Pacífico oriental y Atlántico, lo llamaremos huracán, que es una voz taína: la de Hurrican, el dios caribeño del fuego, el viento y las tormentas. Si ese viento de fuerza extraordinaria tiene lugar en el noroeste del océano Pacífico, lo denominamos tifón, que viene del griego (torbellino) a través del urdu y finalmente del portugués (tufão). Y si el peligro se cierne sobre el sur del Pacífico o el océano Índico, lo bautizamos ciclón, que también procede del griego a través, esta vez, del inglés: cyclone.

Desastres bautizados

Idai
Uno de los peores ciclones tropicales de los que se tiene constancia en todo el hemisferio sur.
Áreas afectadas Mozambique, Malawi, Madagascar, Zimbabue • Fecha Marzo de 2019 • Vientos máximos 215 km/h • Número de muertes 1074 • Pérdidas materiales Más de 1000 millones de dólares

Irma
El huracán más fuerte observado en el Atlántico en más de una década en términos de vientos máximos sostenidos.
Áreas afectadas Cabo Verde, Barbuda, San Bartolomé, Rep. Dominicana, San Martín, Islas Vírgenes, Cuba, Puerto Rico, Islas Turcas y Caicos, Bahamas, EE. UU. • Fecha Agosto y septiembre de 2017 • Vientos máximos 215 km/h • Número de muertes 134 • Pérdidas materiales 61.000 millones de dólares

Katrina
Uno de los huracanes más mortíferos de la historia de EE. UU. y el que más daños económicos provocó. También su mayor desastre de ingeniería civil, con el 80% de Nueva Orleans inundado durante semanas tras el fallo de sus diques.
Áreas afectadas Bahamas, Cuba, sur y este de Estados Unidos • Fecha Agosto de 2005 • Vientos máximos 280 km/h • Número de muertes 1836 • Pérdidas materiales 108.000 millones de dólares

María
El peor desastre natural que han sufrido Puerto Rico, Dominica y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos.
Áreas afectadas Antillas Menores, Dominica, Guadalupe, Islas Vírgenes, Puerto Rico, Rep. Dominicana, Haití, Islas Turcas y Caicos, Bahamas, EE. UU. • Fecha Septiembre y octubre de 2017 • Vientos máximos 280 km/h • Número de muertes 4725 • Pérdidas materiales 91.000 millones de dólares

Mitch
Uno de los ciclones más poderosos y mortales de la era moderna.
Áreas afectadas Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Costa Rica,
EE. UU., Jamaica, Irlanda, Reino Unido • Fecha Marzo de 2019 • Vientos máximos 215 km/h • Número de muertes 1074 • Pérdidas materiales 48.000 millones de dólares

Nargis
El ciclón Nargis, al tocar las costas de Birmania, generó una ola gigante que penetró 35 kilómetros en tierra firme, y que devastó todo lo que encontró a su alrededor.
Áreas afectadas Sri Lanka, India, Bangladés, Birmania • Fecha Abril y mayo de 2008 • Vientos máximos 215 km/h • Número de muertes 138.000 • Pérdidas materiales 10.000 millones de dólares

Nina
Uno de los tifones más mortíferos de la historia. Provocó inundaciones que colapsaron varias presas. Entre ellas, la china de Bangiao, donde las aguas arrasaron lo que se encontraron río abajo.
Áreas afectadas China, Taiwán • Fecha Julio y agosto de 1975 • Vientos máximos 250 km/h • Número de muertes 229.000

Sandy
El segundo huracán que más daños causó en EE. UU, tras Katrina.
Áreas afectadas Colombia, Venezuela, Haití, República Dominicana, Cuba, Bahamas, Bermudas, Jamaica, EE. UU., Canadá • Fecha Octubre 2012 • Vientos máximos 185 km/h • N.º de muertes 219 • Pérdidas materiales 60.000 millones.

 

Este artículo es uno de los contenidos del número 11 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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