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28 Abr 2022
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Reportajes

Érase una vez una pantalla de televisión con dibujos que animaban a conocer la literatura

Alfonso C. Cobo Espejo

En los años ochenta y noventa del pasado siglo, los protagonistas de las obras de Cervantes, Dumas, Verne o Salgari dieron el salto a la televisión y se transformaron en personajes de dibujos animados

Tres y media de la tarde de un fin de semana. El telediario de la primera cadena acaba de terminar y los más pequeños de la casa esperan su momento: el comienzo de su serie preferida de dibujos animados. Esto es lo que ocurría en muchos hogares españoles hasta bien entrados los años noventa del pasado siglo, cuando la programación infantil ocupaba un lugar privilegiado en la televisión. Muchas de estas primeras series, basadas en libros, abrieron a niños y a niñas la ventana de algunos de los grandes clásicos de la literatura universal. Unas décadas después, nos asomamos de nuevo a esa ventana.

Lo primero que vemos es a un dibujante con una idea que llevaba mucho tiempo rondando en su cabeza. La presenta a Televisión Española una vez que encuentra a un productor que lo ayuda a embarcarse en un proyecto «que es una locura», según reconoce su creador. Son finales de los años setenta y Cruz Delgado, bajo la producción de José Romagosa, convierte la obra de Miguel de Cervantes Don Quijote de La Mancha en una serie de dibujos animados. Será la primera de otras muchas obras literarias que serán adaptadas al mundo de la televisión.

A sus 91 años, Cruz Delgado conversa con Archiletras y nos cuenta cómo surgió la idea de llevar a don Quijote y a Sancho Panza (entre otros muchos personajes) a la pequeña pantalla: «Durante muchos años, el dibujo animado no estuvo muy cerca de la literatura, y se convirtió en una de mis obsesiones el poder trasladar algún día (en este caso, El Quijote) a los niños, hacérselo llegar de una forma más asequible».

Y parece ser que así fue porque, a raíz de la serie, «hubo un aumento considerable de las ventas de la obra y de las editoriales que se dedicaron a hacer adaptaciones en esa línea. La misma serie fue adaptada en formato libro», explica Delgado.

El éxito de la adaptación de la obra cumbre de la literatura española sirvió para crear tendencia en el sector e, inmediatamente después de El Quijote, la productora española BRB Internacional realizó una adaptación de El Cantar de Mío Cid, titulada Ruy, el pequeño Cid, que narraba las aventuras del protagonista durante su infancia. BRB, de la mano de su fundador, Claudio Biern Boyd, continuó en esa línea durante los siguientes años.

Biern Boyd argumenta, al igual que Delgado, que convertir El Cantar de Mío Cid en una serie de dibujos animados era una forma de acercar a los más pequeños a una obra que a él mismo le había resultado muy pesada cuando, con seis o siete años, tuvo que leérsela obligatoriamente en el colegio. «Además, cuando yo era pequeño, no había televisión y a mí me encantaba leer. Me convertí en un devorador de libros de Dumas, de Verne, de Salgari, de May, etc. de la editorial Juventud, de la editorial Molino… Yo visualizaba a Sandokán en medio de la selva; a Phileas Fogg recorriendo el mundo. Eso también me dio pie a adaptar obras de estos autores para la audiencia infantil en televisión», asegura el productor.

Como ocurrió con el trabajo de Cruz Delgado, las series producidas por Boyd también contribuyeron a acercar al público infantil a la obra clásica. «Al aumento de las ediciones de las obras literarias adaptadas a televisión se sumaban las peticiones, desde los colegios, de materiales relacionados con las series para usarlos en las clases», cuenta el productor mallorquín.

Las series de los años ochenta y de los noventa gozaban de una gran popularidad y prestigio que siguen vigentes hasta nuestros días. Cantantes, actores y actrices del momento participaban en ellas para dar voz a los personajes o para interpretar las canciones principales. Se trataba asimismo de productos muy artesanales, que implicaban un proceso de creación y de documentación largo y costoso.

Una moda pasajera

Sin embargo, la moda de convertir clásicos de la literatura en contenido televisivo infantil parece haberse abandonado. Cruz Delgado Sánchez, hijo del creador de la serie cervantina, también dibujante y profesor de la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología (ESNE), cree que es un tema de tendencias: «Hubo una época en que los productores de televisión, imitando un poco a Walt Disney, que ha sido el referente, buscaban la adaptación de clásicos literarios; y si se presentaban ideas originales, no interesaban. Ahora parece que es justo al revés, priman las historias originales».

Biern Boyd considera que se ha perdido calidad en los contenidos infantiles: «Se quejan mucho padres y madres de que las series y las películas son todo efecto y de que no hay guion. Yo considero que el éxito de una serie se basa en un 70% en el guion; por eso también me volqué en la adaptación de obras literarias, pues aseguraban una buena historia y la transmisión de unos buenos valores». El productor resalta el mensaje que había siempre en sus series: «La lealtad y el compañerismo en D´Artacán y los tres Mosqueperros (‘Uno para todos y todos para uno’); en Willy Fog, la tenacidad y la capacidad de reacción; en David, el Gnomo, la ecología. Nos adelantamos treinta y tantos años a la preocupación que hay ahora».

El alma del dibujante y los medios digitales

Además de la temática, otra cosa que ha cambiado en la actualidad es el espacio con que cuentan las cadenas generalistas para el público infantil, que es poco o ninguno. El ritmo pausado semanal de una serie ya casi no existe y la aparición de los canales temáticos de dibujos animados ha cambiado los hábitos de consumo. Su irrupción, así como la de los nuevos medios digitales, ha afectado a la producción y al proceso de creación de dibujos animados para la televisión. Para Cruz Delgado, «lo que se hace hoy en día no son dibujos animados, se hace animación. Son trabajos estupendos, pero no es lo mío. Yo los haría dibujando».

El creador madrileño asegura que se podría combinar la animación con los dibujos animados, aunque sería difícil, porque la mayoría de los dibujantes de dibujos animados han desaparecido: «La animación por ordenador es más rápida, pero, en mi opinión, no tiene el alma del dibujante que lo traslada al papel y le da vida al personaje con la mano y el lápiz».

Los Estudios Cruz Delgado realizaban todo el proceso creativo en España; mientras que BRB, según explica Toni García, actual director creativo y de producción de Apolo Films, realizaba la animación de los dibujos en Japón de la mano de Nippon Animation. «Nosotros hacíamos la preproducción completa en España. El desarrollo del guion, los diseños de personajes, de escenarios y de ambientación se hacían aquí. Después, Claudio llevaba unas maletas enormes a Tokio con los dibujos y posteriormente, ya en España, se hacía toda la posproducción», cuenta García.

La llegada de los medios electrónicos agilizó la labor creativa, pero dejó por el camino algunos proyectos que nunca llegaron a hacerse realidad. Cruz Delgado se quedó con las ganas de hacer El lazarillo de Tormes y, como era muy melómano, también quiso convertir en un cortometaje El Concierto de Aranjuez, del maestro Joaquín Rodrigo. «Llegué a hablar con su hija y me dieron carta libre para que yo la adaptara, pero ya era demasiado tarde para hacerlo por el procedimiento tradicional, pues resultaba muy costoso y no encontrabas a gente que quisiera producirla. Y luego yo también me iba haciendo más mayor», afirma el artista.

Animales muy humanos

Una seña de identidad de varias de estas series adaptadas es que sus protagonistas, en lugar de ser personas, fueron transformados en perros, gatos, tigres, zorros, etc. Según Biern Boyd, «si pones figuras humanas, el menor puede tener la tentación de, si ve una espada, pinchar con una a un compañero del colegio. Sin embargo, cuando ve a perros, por poner un ejemplo, sabe que es un mundo de ficción y de fantasía». Toni García añade que «hacer animación realista figurativa conlleva muchísimo esfuerzo y, con los personajes antropomórficos, podemos lucirnos mucho más».

Nos subimos en el tren de la nostalgia para viajar a la infancia de muchos de nosotros y recordar algunas de las series de dibujos animados más emblemáticas que nacieron de un libro. La primera parada la dedicamos a hablar de las dos obras literarias españolas que forman parte de la historia de la televisión infantil.

En un lugar de… Don Quijote de La Mancha

[1979] En la adaptación de una obra literaria al mundo de los dibujos, Cruz Delgado fue pionero en España. Se estrenó con la obra cumbre de la literatura española. «Fue difícil porque es una obra fabulosamente compleja y es la serie más completa que se ha hecho de Cervantes, pues está prácticamente el libro completo», asegura el dibujante. La serie tardó unos cinco años en hacerse y se emitió por primera vez en TVE en 1979. Delgado explica a Archiletras cómo se fraguó este largo pero fructífero, proyecto: «Hubo un guionista, Gustavo Alcalde, que fue el encargado de la adaptación. Estos guiones eran supervisados por Guillermo Díaz Plaja, nuestro asesor literario. Un cervantista, Manuel Criado de Val, supervisaba los dibujos. Nosotros procuramos hacerlo de la manera más fiel, sin olvidar tampoco al público infantil al que nos dirigíamos».

El creador desvela algunas curiosidades del proceso creativo, como el que se contó con un helicóptero que sobrevoló La Mancha haciendo fotografías para captar el territorio y los ambientes en que transcurre la obra; o el color de la barba de Sancho Panza, que fue creado exprofeso por los Laboratorio Vallejo para el personaje. «Antes teníamos que hacer los dibujos uno a uno y a mano. Ahora ya no te manchas las manos de pintura. Solamente el Quijote llevaba 18 colores diferentes», cuenta Delgado. Los personajes de las series animadas contaban, en ocasiones, con las voces de prestigiosos actores. Fernando Fernán-Gómez puso voz a don Quijote; Antonio Ferrandis, a Sancho Panza; y Rafael de Penagos, a Miguel de Cervantes. La banda sonora fue encomendada a Antonio Areta y fue interpretada por la Orquesta Sinfónica de RTVE y la Nacional. Se compuso una canción llamada En un lugar de la Mancha, que fue interpretada por Lorenzo Valverde. No obstante, se creó otra más comercial titulada Don Quijote y Sancho, del grupo Botones.​ Esta última es la que se ha quedado grabada en el imaginario de muchos».

La serie fue emitida en más de 130 países, doblada a 35 idiomas y declarada de interés por el Ministerio de Educación y el Instituto Cervantes.

Ruy, el pequeño Cid , en anime japonés

Ruy

[1980] Otro clásico de la literatura española que apareció en 1980, a raíz del éxito de Don Quijote de La Mancha. En este caso, la serie es una adaptación libre de El Cantar de Mío Cid, en la que se relata la supuesta infancia del personaje histórico Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, quien sueña, desde muy pequeño, con ser un valiente caballero. Al comienzo de cada capítulo, se desarrollaba siempre una introducción que servía de contexto histórico.

Supuso la primera adaptación de la productora BRB Internacional y uno de los primeros ejemplos de anime japonés en España, pues la animación fue realizada en asociación con Nippon Animation. Se emitió en TVE y también gozó de éxito entre el público infantil.

No cabe duda de que dos de las series que más han marcado a varias generaciones, principalmente de los años ochenta e incluso a algunas de los noventa, fueron las adaptaciones de Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas; y La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne. Por ello, ambas merecen que hagamos una parada especial en ellas.

Eran 1, 2 y 3… D’Artacán y los mosqueperros

dartacan

[1981] En esta adaptación de la obra de Alejandro Dumas, el lenguaje cobra especial importancia, pues muchos de los nombres de los personajes juegan con su nueva apariencia animada; de tal forma que los mosqueteros pasan a ser «mosqueperros» y D´Artagnan, el joven que desea convertirse en uno de ellos, es «D´Artacán». «Dio la casualidad de que D´Artagnan encajaba muy bien con el término ‘can’, no solo en español, sino también en otros idiomas: en portugués, Dartacao; en inglés, Dogtanian. Se prestaban muchos idiomas al juego de palabras», sostiene Biern Boyd, productor y guionista encargado de crear esta serie en 1981.

El amor que Biern Boyd tenía por los perros influyó en que la mayoría de los personajes fueran canes: «Me inspiró mucho un cocker americano que tenía. De hecho, el rey Luis XIII se basa en mi propio perro. Además, recuerdo que me gasté 25 de las antiguas pesetas y me compré dos tomos de la Enciclopedia de los Perros. Según la descripción que hacía Dumas de los personajes, busqué la raza canina que mejor encajara con cada uno de ellos. Sin embargo, a Milady, el personaje que hace de mala, la hice gata porque a mí me caen muy mal los gatos; y al cardenal Richelieu le hice un zorro porque es muy maquiavélico. En cambio, el listillo, el pícaro, es un ratón, Pan. Este es un personaje que no existe en la obra de Dumas.

La serie tuvo una segunda parte llamada El retorno de D’Artacán, también basada en una obra de Dumas, El vizconde de Bragelonne.

80 días son, La vuelta al mundo de Willy Fog

Fog

[1984] Adaptación de la trama de la novela original, Willy Fog (Phileas Fogg, en la obra de Verne) es un caballero inglés que se juega la mitad de su fortuna apostando contra el director del banco de Inglaterra y otros socios del Reform Club de Londres a que consigue dar la vuelta al mundo en 80 días, partiendo y volviendo a la ciudad de Londres en ese tiempo. Fue emitida por primera vez en 1984 en TVE.

Todos los personajes son animales que representan la fauna de distintos países. Willy Fog es un león; su mayordomo Rigodón (Passepartout, en el libro) es un gato que está siempre acompañado por Tico, un hámster que solo existe en la serie animada. Por su parte, Romy (Auda en el libro), la princesa india, es una pantera; el reportero Ralph, una ardilla; y el antagonista, Transfer, es un zorro gris cuya misión es impedir que Willy Fog lleve a término su viaje.

Esta serie también esconde algunas curiosidades que Toni García, que trabajó en la producción de la serie, se encarga de desvelar: «En tiempos donde no había Internet, hubo pilotos de Iberia que hacían fotos de allí donde iban para la serie, de ahí que aparezca la compañía en los títulos de crédito. Tenemos fotografías de todo el mundo. Gracias a ellas, dibujamos escenarios, muebles, personajes…». Biern Boyd nos explica el porqué del acento de algunos de los protagonistas: «Tico, el hámster, habla andaluz porque le daba un tono desenfadado y alegre, divertido. Por su parte, el acento francés le daba al mayordomo Rigodón un tono de sofisticación y ese aire cosmopolita de haber estado en muchos países. Me pareció oportuno que tuviese esa forma de hablar. Por cierto, que a este personaje le cambié el nombre que tiene en la novela porque me sonaba mejor el de «Rigodón», que es una danza francesa. La serie contaba con una estupenda banda sonora, que fue interpretada por el grupo musical Mocedades. Además del tema principal de la serie, la canción final, Sílbame, se convirtió en una especie de himno infantil lleno de buenos valores: Silba fuerte, fuerte y el problema no es problema porque siempre hay un amigo que desea estar contigo y ahí está…

Aprovechando la fama de la primera entrega, idearon una segunda parte convirtiendo al caballeroso Willy Fog en el protagonista de otras dos obras de Verne, Viaje al centro de la Tierra y 20.000 leguas de viaje submarino.

Los principales protagonistas de las novelas de Conan Doyle y Salgari también fueron transformados en animales en las series de dibujos animados: Sherlock Holmes, en perro; y Sandokán, en tigre.

El sabueso Sherlock

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[1986] El inteligente detective creado por el escritor británico Arthur Conan Doyle, en 1887, se convirtió, casi un siglo después, en un audaz perro para protagonizar una serie animada en la que comparte reparto con personajes de todas las razas caninas imaginables. Fue un proyecto italo-japonés en el que trabajó el conocido director e ilustrador japonés Hayao Miyazaki, autor de clásicos del cine animado como Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro. En la versión inglesa, la serie recibió el nombre de Sherlock Hound, un juego de palabras con Holmes y Hound, a la vez sabueso, y hace referencia a la apariencia perruna de los personajes. En España, la serie se emitió principalmente en TVE y tuvo un gran éxito.

Sandokán, el tigre de Malasia

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[1992] Otro héroe convertido en animal fue Sandokán, protagonista de varias de las novelas de aventuras escritas por el italiano Emilio Salgari. La serie narra las aventuras del pirata asiático conocido como el Tigre de Malasia, motivo por el cual es representado por este felino, al igual que el resto de su tripulación (Los Tigres de la Malasia), además de otras criaturas felinas, babuinos y primates.

Cruz Delgado también dibujó animales antropomórficos. Lo hizo con Los músicos de Bremen, el cuento de los hermanos Grimm.

Los trotamúsicos de Bremen

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[1989] «Es un cuento muy cortito, de apenas dos páginas y media, pero muy interesante y curioso. Además, ofrecía la oportunidad de jugar con la música, que a mí me encanta», sostiene Delgado. Antes que serie, Los músicos de Bremen fue una película por la que obtuvo, en 1984, el primer Goya de animación de la historia del cine español. Como se vio que los personajes habían gustado mucho en la gran pantalla, TVE le propuso hacer una serie de producción íntegramente nacional. Así que, basándose en el cuento original, se crearon nuevas aventuras, que se emitieron por primera vez entre 1989 y 1990. Fue un gran éxito y la televisión pública la repuso más de 15 veces. «Creo que es una de las series que más se ha puesto», afirma, orgulloso, Delgado. La serie sigue la historia de cuatro animales amigos: el gallo Koky, el burro Tonto, el perro Lupo y el gato Burlón, que forman un grupo musical en el que tocan respectivamente la guitarra, la batería, la trompeta y el saxofón. Muestra la voluntad de ayudar a aquel que lo necesita, el respeto a la naturaleza y el fomento de los valores de la amistad.

En ocasiones, el paso de libro a dibujo animado era más sencillo porque la obra literaria original ya estaba pensada para el público infantil y sus protagonistas ya eran animales en la versión en papel. Es el caso de series como La abeja Maya o El bosque de Tallac.

La abeja Maya

Maya

[1978] Basada en un libro infantil del mismo nombre, escrito por el alemán Waldemar Bonsels, en 1912, se trata de una serie japonesa que pudimos ver por primera vez en España a través de TVE. La historia nos hablaba de Maya, una joven abeja de espíritu aventurero e inquieto que estaba acompañada de otros insectos amigos, como el zángano Willy o el saltamontes Flip. La banda sonora fue interpretada por Mocedades.

El Bosque de Tallac

Tallac

[1978] Estrenada en la televisión pública española en 1978, es más conocida con el título de Jackie y Nuca. La serie está basada en la novela Monarch, el gran oso de Tallac, escrita por el estadounidense Ernest Thompson en 1904. La historia está ambientada en los parajes naturales de la Sierra Nevada californiana de finales del siglo XIX y narra las peripecias de Jackie y su hermana Nuca, dos oseznos que vivían felices en la montaña Tallac, hasta que un disparo abate mortalmente a su madre, la osa Grizzle.

Este nostálgico trayecto llega a su fin y nos encontramos series animadas con protagonistas, al igual que en el libro donde nacieron, de carne y hueso. La mayoría vienen con la firma de Isao Takahata y Hayao Miyazaki, fundadores, en 1985, del que está considerado como uno de los mejores estudios de animación del mundo, Studio Ghibli. Sus series fueron el bautizo en el anime japonés para muchos telespectadores.

Heidi

heidi

[1975] Fue el mayor éxito televisivo de Takahata y Miyazaki en España. La serie era una adaptación de la novela con el mismo título, escrita en 1880 por la escritora suiza Johanna Spyri, en la que la protagonista es una niña huérfana que vive en los Alpes suizos en una cabaña con su abuelo. La serie contenía una buena colección de valores sobre la amistad y el respeto a la naturaleza y a los animales. La fidelidad de los escenarios es absoluta. Uno de los personajes de la serie tiene una relación muy especial con nuestra literatura y con la historia reciente de nuestro país. Se trata de Niebla, el perro de Heidi. La poeta Angelina Gatell daba voz a la tía de Heidi. Contaba la escritora, tristemente ya fallecida, que, en el guion original, el perro se llamaba José, pero que ella consideró poco oportuno llamar José a un perro en España y le dieron permiso para bautizar al can como quisiera. Para poner nombre al animal, Gatell se acordó del perro que Pablo Neruda encontró una noche de niebla en Madrid cuando iba a casa de Rafael Alberti. Le pusieron el nombre de Niebla. Pasó la GuerraCivil con ellos. Rafael Alberti contaba que se perdió en la desbandada final, en Castellón, cuando ya salían hacia el exilio. Su desaparición provocó que Alberti escribiera uno de los mejores poemas de la Guerra Civil. Según cuenta Gatell en una conversación con el poeta Luis García Montero, publicada en el diario Infolibre en 2017, se le ocurrió la idea de hacerle un homenaje secreto a la República a través de ese nombre en la serie infantil.

Marco, de los Apeninos a los Andes

Marco

[1977] Esta serie está basada en el relato Marco, de los Apeninos a los Andes, incluido en la novela italiana Corazón de Edmondo de Amicis. En España, Marco se convirtió en un ídolo infantil. El mono Amedio, su inseparable compañero, también es inolvidable. Se estrenó en TVE en 1977, y luego hubo numerosas reposiciones. El relato, de tintes dramáticos, narra el largo y difícil viaje de un niño de trece años, Marco, desde Italia hacia Argentina, en busca de su madre, que había emigrado años antes. La serie ofrece una versión adaptada al público infantil, aunque no deja de ser una historia triste.

Nos detenemos en una serie que convendría tener siempre en la parrilla televisiva por la defensa que hace de los animales y de la naturaleza, ahora que la sombra del cambio climático es cada vez más alargada.

David, el Gnomo

David

[1985] Los dibujos animados de David, el Gnomo nacen en España gracias a la adaptación de la obra del escritor neerlandés Will Huygen y de su compatriota el ilustrador Rien Poortvliet, El libro secreto de los gnomos. Narra las aventuras en el bosque de David y de su familia, con un importante trasfondo educativo en temas como la ecología, la amistad y la justicia. Su creador, que fue también Biern Boyd, cree que el éxito de esta serie radica en el mensaje, pues «aparecían unos seres entrañables que enseñaban a niños y niñas a respetar la naturaleza» La banda sonora estaba en línea con esos valores. La letra de la canción de apertura, Soy un gnomo, interpretada por Jorge E. Gómez, sirve de carta de presentación del gnomo protagonista: «Soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz, y siempre estoy de buen humor… ». Sus aventuras fueron exportadas a medio mundo y se crearon secuelas como La llamada de los Gnomos, en 1987, y El nuevo mundo de los Gnomos, en 1997.

 

Este reportaje es uno de los contenidos del número 13 de la publicación trimestral impresa Archiletras / Revista de Lengua y Letras.
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