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16 Ene 2023
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Detrás de cada palabra hay un rastro lingüístico que puede delatarte

Sheila Queralt

Perito en lingüística forense. Con mis análisis científicos de la lengua contribuyo a cazar delincuentes.

Las palabras de Miguel Ricart, único condenado por el crimen de Alcàsser

Este año ha comenzado con una entrevista muy esperada por los interesados en el crimen.

Hemos tenido que esperar 30 años para escuchar las declaraciones de Miguel Ricart. Él fue el único condenado en uno de los crímenes más horrorosos de la historia de España (por no decir el peor), el crimen de Alcàsser, en el que tres adolescentes fueron secuestradas, torturadas, violadas y asesinadas en noviembre de 1992.

La investigación policial determinó que detrás del crimen se encontraban dos sujetos. No obstante, solo uno fue condenado, Miguel Ricart. El otro, Antonio Anglés, consiguió huir de la justicia y todavía sigue desaparecido. En 1997, Miguel Ricart fue condenado a 170 años. Después de pasar 21 años en prisión, fue puesto en libertad en 2013.

Ahora, diez años más tarde, ha concedido su primera entrevista autorizada a El Rincón del Disidente. En ella, Miguel Ricart muestra una imagen empática con las víctimas y sus familias, así como con la sociedad que le juzga. El único sujeto por el que manifiesta sentimientos negativos es Antonio Anglés, al que califica de «basura, carencia de humanidad, carencia de sentimientos, un hombre muy frío y muy calculador». Durante la entrevista, suele tener una actitud tranquila. En repetidas ocasiones, manifiesta agradecimiento y un gran respeto por las autoridades y las personas que le han ayudado. Su discurso refleja que es una persona religiosa. A lo largo de la entrevista se presenta como una víctima, «un cabeza de turco» de este caso, una posición que no es nueva y que ha mantenido a lo largo de los años.

En la entrevista su relato es a menudo preciso, rico en anécdotas y muy poco dubitativo. Exterioriza una buena memoria al recordar detalles e incluso nombres. Este fenómeno contrasta claramente con las respuestas que ofrece en momentos clave relacionados con el crimen en los que su relato carece de detalles e incluso indica que no se acuerda. Esas lagunas exclusivas en las preguntas clave podrían deberse a varios factores, como una falta de verosimilitud o de voluntad de colaboración, pero no son las únicas posibles explicaciones de sus respuestas, de manera que debemos ser cautos al sacar conclusiones sobre estas incoherencias discursivas. Por ejemplo, a la pregunta clave «¿Dónde estabas la noche del 13 de noviembre del año 92?», él responde que no se acuerda. Además, muestra signos de nerviosismo como la risa, el carraspeo y cambios en su comunicación corporal, como los tocamientos en la cara. Estos cambios de conducta también suceden en otras preguntas clave como «¿Cuándo vio por última vez a Antonio Anglés?».

Resulta también reseñable el hecho de que no indique de forma rotunda que él no es el culpable del asesinato o que él no las mató. Por el contrario, dice: «Pues que se equivoca de persona, en el cuerpo de su hija hay un ADN, o dos, o tres, o veinte, que los analicen y que los comparen con quienes los tengan que comparar y sabrá ella quienes son los que le han hecho mal a su hija. Pero si de mí no han encontrado nada, ¿por qué? ¿En qué se basa? necesita pruebas, sin pruebas… pero yo de todas maneras es una mujer dolida, es una madre, es normal, busca justicia, venganza, busca un poco todo, es normal, yo la entiendo». Tampoco utiliza las palabras asesinato o crimen, sino que se distancia utilizando la expresión «hecho mal». Tampoco utiliza términos relacionados como asesino cuando explica cómo lo describen, sino que utiliza lobo feroz, animal o monstruo y se describe a sí mismo como «un hombre normal».

Más allá de estas observaciones, hay que tener en cuenta que la entrevista no profundiza en los hechos criminales. Debemos quedar, pues, atentos a una posible segunda entrevista para poder desgranar todavía más su discurso, así como a los resultados del análisis de los restos de moqueta y otras prendas halladas en noviembre de 2022 en la fosa donde fueron enterradas las víctimas, y que todavía se están analizando.