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08 Ene 2023
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Los mejores en castellano, seleccionados, comentados y recitados por el editor y director de Archiletras.

Arsenio Escolar

Periodista, filólogo, escritor y editor. Fundé Archiletras en 2018 tras darle vueltas al proyecto durante 35 años.

Soneto, de Poggio Monteverde

Si otra patria, otras leyes, otro fuero,
otra edad o fortuna te deseas,
no es porque con razón infeliz seas,
es que hallas en ti mal compañero.

Huye de la borrasca el marinero,
y más que el mar le turban sus ideas:
mudarás de sudor, no de tareas;
de heridas mudarás, mas no de acero.

Si cual ciervo la flecha en la herida
tus pensamientos tiñes de corales,
estafeta es de penas tu huida;

tú y las penas corréis cursos iguales:
a un tiempo huyen muerto y homicida;
huye, Fabio, de ti, no de los males.

Nació en Santa Cruz de La Palma, hijo de genovés y de palmera. Se formó en leyes en Salamanca. Volvió a su tierra y ejerció de abogado en la Audiencia. Se ordenó después sacerdote, desempeñó como tal diversos cargos en su isla, en La Gomera y en El Hierro, y se dedicó a la poesía, al teatro y, según algunos biógrafos, a la música. Juan Bautista Poggio Monteverde (1632-1707) es uno de esos muchos buenos autores de nuestro segundo Siglo de Oro, el XVII, a los que se les llamó ‘menores’ porque acabaron oscurecidos en el firmamento de las letras por el cegador brillo de los ‘mayores’: Lope, Quevedo, Góngora, Calderón, Gracián…. 

Leo en Los otros clásicos (Ediciones La Discreta, 2017), un excelente volumen que lleva como subtítulo el de «antología caótica, aunque comentada, de cien poetas ‘menores’ del Siglo de Oro» y del que es autor José Ramón Fernández de Cano y Martín -que como poeta también ha pasado por aquí-, que Poggio fue llamado «el Calderón canario» por sus piezas teatrales, que se representaban en festividades religiosas. Aquellas loas sacramentales le convirtieron en vida en una celebridad local.

Como poeta, frecuentó en la forma el soneto, la octava real, la décima, el romance… y en los asuntos el amor, la religión, la historia, el sentido de la existencia. 

El soneto que hoy os traigo tiene un título muy largo, un título que es casi un resumen del poema: Persuade a Fabio ser él mismo la inquietud de que desea huir. El desasosiego interior, los miedos, las angustias… ¡Barroco puro! Y algunos de los versos, memorables: «mudarás de sudor, no de tareas», «a un tiempo huyen muerto y homicida». A mí me recuerda este soneto a dos grandes del Barroco: al Baltasar Gracián de las sentencias y aforismos y al Quevedo que acaba así su Buscón: «Determiné (…) pasarme a Indias (…) y ver si mudando mundo y tierra mejoraría mi suerte. Y fueme peor (…), pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres». 

Yo digo y siento así este soneto de Poggio Monteverde: